Zona gris

Ocupas todo mi espacio, todos mis sentimientos. Hasta los más feos.
Estoy harta de tu imagen en mi mente. Pum, pum, me taladra.
Eres como el día después de una noche loca.

Acepto de ti cualquier excusa (y si no, ya me la invento yo) para seguir apretando cristales en mis manos.
Preciosas figuritas, hasta que se rompen.
Infinitas micro partículas que entran por la piel, atraviesan mis venas y rasgan cualquier lugar de mi interior, menos el que a ti te gusta. Ese lo guardo yo.

Sin tener ni idea de lo que hago. Me enfermo contigo, con todas aquellas cosas que me decías y no me empeño en olvidar. Estoy dejando que ganes. Prefiero ser para ti quien tú te imaginas, así sufrirás sin que yo tenga que esforzarme en ser mala, terriblemente asquerosa, lo que necesitas para poner a prueba tus fuerzas.

Zona blanca

Recuerdo una casa antigua, una escalera que me gustaba subir.
Una habitación.
Una mesa redonda.
La sensación de dos cuerpos cálidos, miradas cómplices.

Recuerdo un olor que me obsesionaba. Los olores siempre se me quedan grabados en la memoria.

Recuerdos, obsesión, la negación de la memoria inteligente.

Llevo mucho tiempo hablando y hablando en círculos.

Mi presente cobra conciencia cuando ya es mañana.
Así no hay quien avance, como la sensación del paso del tiempo estático.

Llevo mucho tiempo queriendo escribir sobre esto.
Llevo mucho tiempo intentando escribir sobre otra cosa.