Ese día me quede sentada al lado del teléfono esperando tu llamada.
Mis esperanzas se desvanecían al recordar lo orgulloso que eres y lo mucho que te cuestan las disculpas.
A eso de las doce, paso el cartero, y de 4 cartas, 3 no correspondían a mi casa, no entiendo porque siempre pasa lo mismo.
La ansiedad no me dejo comer, asi que seguí sentada cerca por si sonaba el teléfono hasta cerca de las 4 de la tarde.
A esa hora ya todos habían salido de la casa, y me encontré sola, mirando hacia la calle, por si en vez de llamar preferías venir a verme por sorpresa.
El sol comenzó a bajar, y las nubes se volvieron rosadas, un día como este, me regalaste una nube, no recuerdo que forma tenia, pero si tenia el mismo color de hoy.
El telefono nunca sonó, ni tampoco viniste a verme.
Al otro día me levante mas temprano, por si venias por la mañana.