Lo único lógico era huir.
Marchar enloquecidamente hacia tierras altas,
Como condenados,
Como eclipsados a los ojos de Dios...
Sin mirar atrás, crear recuerdos.

Ella carga los bolsos y al niño,
Él la escopeta y la desesperación.
El río asomaba como una serpiente interminable,
Asechando en todos lados, insinuándose debajo de la puerta,
Siendo casi todo.

El niño lloraba y las lagrimas rodaban
Alimentando aun más al río.
Vio a su abuelo sentado en el porche.
Cuando el agua llego lo encontró en el mismo lugar.
Su ultimo pensamiento fue: “¡Elvira hay voy mi amor!”
Y sonrió debajo del agua hasta que solo fue un rictus.

Resbalaban en la colina, casi como si la tierra los negara.
Él le dijo: “Ya esta todo perdido, no mires atrás”

Solo subir, huir del río,
Como su madre antes y su abuela también.
Como siempre el río crecía, pero era lo único que crecía.