Aprovecho este espacio que me brinda
el MUR para realizar mi descargo
respecto a los problemas en los
servicios que brinda Biblioteca.
En la semana anterior a las ferias
judiciales de julio, tuve que entregar la
monografía de Sociología, para lo cual
me hubiese venido muy bien que la
Biblioteca, así como su sala de
informática, estuviesen abiertas, para
hacer, así, usufructo tanto de los libros
como de Internet. Mi grupo de trabajo,
debido a la ausencia de los
funcionarios a raíz del paro de AFFUR,
se vio obligado a invertir dinero en un
cybercafé para contrarrestar este
inconveniente. Me parece demasiado
con todos los inconvenientes que
Biblioteca ya tiene como para encima
incorporarle uno más, justo en el
momento en que debemos entregar un
trabajo que lleva nada más ni nada
menos que nota de parcial, en una
asignatura semestral.
Es increíble la burocracia por la que
hay que pasar para llevar un libro a
domicilio. Se debe ir hasta la sección
creada especialmente para esto, donde
el usuario depende de que
milagrosamente haya al menos una
copia del ejemplar que desea llevar.
Para colmo, esta sección esta casi
escondida detrás de la baranda de la
escalera, junto con dos baños, al punto
de parecer un baño más, y posee un
horario demasiado reducido, viéndose
las pocas veces en que permanece
abierta a la gente esperando para ser
atendida en una fila que va más allá de
su oculta puerta. Si uno no tiene más
remedio que asistir a devolver un libro
en el horario en que está cerrada, puede
dejarlo en el buzón especialmente
preparado para eso, pero no existe
mecanismo alternativo alguno si
quiere solicitarlo o renovarlo. La
agrupación que hoy me brinda esta
posibilidad de expresarme ha
propuesto una redistribución de los
horarios de Biblioteca que a mi
entender el Consejo de Facultad
debería escuchar.
La sala de informática es otro
problema. Aprecio que se haya
incorporado un quinto PC, pero la
verdad es que el funcionamiento de las
máquinas deja mucho que desear. En
ocasiones no se pueden abrir datos
adjuntos enviados por correo
electrónico, y no hablo de archivos
elaborados en programas estrafalarios,
sino de los que se confeccionan en un
Software corriente como Word o
Excel.
Ni siquiera puedo leer los ejemplares
de la propia revista digital en la que
ahora escribo. Esto sin contar lo mal
que andan los ratones o las veces en
que la computadora se detiene de
forma espontánea sin motivo aparente.
Debería el Consejo estudiar todos
estos problemas. Para el último de
ellos, por mi expuesto, esta agrupación
que generosamente me brinda este
espacio ha propuesto una solución que
sería bueno no dejar de lado.
Respecto a los paros, entiendo que los
funcionarios protejan sus derechos y
busquen sus reivindicaciones, pero
podría al menos implementarse la
l l a m a d a " g u a r d i a g r e m i a l " .
Los paros fueron creados por los
obreros de las fábricas para así
perjudicar a sus patronos con su falta
de producción y que de esta forma
escucharan sus reclamos. En este caso
¿Se obtiene el efecto deseado?
¿Perjudican los funcionarios a su
patrón con su ausencia laboral, o solo a
los usuarios de los servicios que
brindan? ¿No sería bueno que
reconsideraran sus acciones a este
respecto?
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