Viejo,
entrégame, eterno,
hazme salir de la monotonía del tiempo
y encierra mis recuerdos en el cielo.
No seas como eres,
deja pasar de la primavera al invierno,
pues solo eres eso, viejo, tiempo.
De tus raíces, de las mías,
de tus negros abriles
y mis borrosos días,
recuerdo que solo a ti te temo,
viejo, canalla,
injusto, eterno...
... ¡¡TIEMPO!!
Y así pasan los días,
en tu dominio de rey Midas,
como una exhalación,
como un soneto sin rima,
como un rechinar de piedras corroídas. |