Muchas veces creí que las historias de mis ancestros eran falsas, en muchas ocasiones escuché relatos de seres mágicos venidos de las estrellas, aquello sumado a mi gran escepticismo me llevó a estudiar la inmensidad del universo, a ver en él la inmensidad de la creación y sentir así que no estábamos solos, ¿podía acaso ser nuestra existencia la única en este universo tan maravillosamente grande?, usé todos los recursos y medios de los cuales disponía para saciar ese sentimiento que brotaba a través de mi ser…
…fue así que hallé mis respuestas, miles así como yo hemos presenciado el inicio de una nueva era, se hizo realidad la visita de seres de las estrellas que llegaron a nuestro hogar, descendieron desde el techo de nuestro mundo en un carro de fuego, con la fuerza, luz y calor de diez astros, trajeron consigo presentes, luces brillantes, sonidos nuevos, aromas extraños, ellos están hechos de vida, vida como nosotros, son pequeños de mediana estatura, son semejantes en su forma de desplazarse, tienen extremidades, solo hemos visto a cuatro de ellos, llevan luz propia sobre sus cabezas, símbolos en sus torsos, son distintos uno del otro, uno de ellos mantiene sus ojos semicerrados, otro de ellos tiene su tronco abultado y un rostro fino, del tercero cuelgan cilios brillantes como un sol, pero mi favorito es el más alto de ellos, él luce el color del fondo del universo y sus ojos brillan como dos lunas…
…así comienza nuestra era donde ya no estamos solos en el universo, donde las especies se unificarán para aprender más de estos seres venidos de una estrella extinta hace eones de tiempo, estos seres llamados humanos venidos de un mundo llamado Tierra.
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