Lluvia,
postrado en la tierra el cielo,
de argamasa y de ladrillo,
por las grietas escondida,
lluvia,
humedad,
pared de musgo,
de hierba
pared vivida,
pared que es ente,
que no es mia:
Perdí la vertical, las dimensiones,
blanca nada, augurio de agua
salada.
Y cae el cielo de ladrillo y argamasa,
mordisquea el cuerpo
de algodón de azúcar
rosa,
ya corriente con la lluvia.
Golpe a golpe de fragmento
fragmenta mi torpe
cuerpo.
Un pedazo maniatado
polvo sin polvo ni ácaro,
rondar todo una cabeza,
cabeza vuelta hacia dentro.
Un pedazo de pies rotos,
insecto perseguidor,
la termita desdentada que araña
con furia y rabia
el hierro de que es el ojo.
Pedazo de bilis negra
todo dolor olvidado
dolor de gotas de lluvia
dolor de polvo esparcido
dolor de insecto mellado
dolor de estar hecha añicos
dolor de no ser espacio
de estar dispersa en el tiempo
de no tener donde duela.
Dejad que me muera dentro. |