Cuando el resplandor de tu incandescencia deje de invocar mi lánguida figura
Luego de tus luchas entre el tiempo y el espacio por poseerme tácita y completamente
Cuando al fin tu verborragia y mi ausencia se consuman
Y pueda dejar de vivir en tu casa, en tu cuerpo y en tu mente
Tal vez me devuelva el destino lo que yo era antes de saberte
Quizá pueda ser yo la que conduzca mi camino de irremediable ente
Y dejes de atiborrarme con tus punzadas;
en la espalda, el pecho y la frente
¡Que la metafísica deje de servir a tu capricho inconciente!
¡Que tu soledad desista a aquel deseo jugoso y ardiente!
Porque es alimento de ingenuos eso que sientes,
O será que no me tocó beber de su fuente...
¿Y si lo que punza la ilusión no es más que ingenio de la mente?
Texto agregado el 13-04-2008, y leído por 219
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