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Mama era rubia. Papa era morocho. Yo, era pelirrojo. Siempre me hice la misma pregunta: ¿Por qué eran tan diferentes los rasgos míos de los de papa y mama? Nunca obtuve respuesta, nada concreto en realidad; siempre era: sos igual a tu abuelo, Hernán, pero el ya falleció. Nunca vi una foto suya, no podía comprobarlo. Tampoco vi una foto mía de bebe. Mis fotos empezaron a partir de los tres años, pero antes,…mi memoria es como una hoja en blanco. Mama siempre me dice que por aquella época, cuando era chiquito, estábamos en una crisis económica, y las cámaras no eran nada baratas, pero apenas pudieron salir adelante, no esperaron ni un segundo para fotografiarme y tener fotos de mí.
…Pero, ya era grande, mis doce años no me engañaban, y ya me daba cuenta de las cosas. Algo que anteriormente nunca me había llamado la atención, ahora era el centro de mis pensamientos, me llenaba de dudas, y no evitaba pensar en mi origen.
Esa noche, pensando en todo aquello, me levante para tomar algo de agua. No pude evitar pararme en la puerta del cuarto de mis padres que se preparaban para salir a tomar un café; bueno, eso fue lo que me dijeron cuando, antes de salir, fueron a mi habitación y me avisaron. En realidad me hice el dormido pero ellos no se dieron cuenta.
Eran esclavos del alcohol y del cigarrillo. Lo descubrí esa noche cuando “ir al bar a tomar un café” significaba sentarse en el boliche de enfrente y tomar alcohol y mas alcohol en un ambiente oscuro, lleno de humo de habanos y gente mayor que estaba en la misma situación.
Llegaron muy tarde, yo estaba dormido, pero me desperté cuando papa me golpeo y mama… mama también, además de decirme cosas horribles. Estaban confundidos, dormidos, esa fue mi impresión. Yo no entendía nada, estaba asustado, bajo una tormenta de golpes, gritos y mucho efecto del alcohol. Cuando se calmaron, se fueron, y me quede llorando, sin saber que pensar.
Al día siguiente, me trataron como si no hubiera pasado nada, incluso me preguntaron por que tenia tantos moretones. Trate de ignorarlos, pero era imposible hacer como si no hubiera pasado nada.
Situaciones de esa violencia, se fueron multiplicando cada vez mas, todas las noches me hacían lo mismo, yo sentí q la locura, se instalaba en ellos; y el alcohol los controlaba cada vez más.
No aguante. Me escape una noche, apenas salieron; no los volví a ver jamás. Me entere de que me buscaban, pero fue un tiempo. Después me quede en el olvido. En el momento en el que me fui de casa, pensé que era lo correcto, tal vez la calle, era a donde realmente siempre había pertenecido.

CARTA DE LECTORES

La Provincia, 6 de Agosto, 2006

Ayúdenme, soy un padre desesperado, quiero recuperar a mi hijo. Si lo ven, avísenme. Toda la vida sufrí por el; mi esposa falleció del dolor y la culpa. El secreto guardado de su adopción nos hizo hundirnos en el alcohol, inconcientes de los que hacíamos. Lo amábamos; pero no sabíamos como decirle la verdad. Ya se cumplió un año desde que el desapareció e hice campañas y avisos para encontrarlo. Lo amo y lo necesito.

Texto agregado el 12-04-2008, y leído por 84 visitantes. (1 voto)


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