Me saben los días como a calzón usado y sin lavarse, son, las cosas, tan monótonas que alguien podría morirse y nadie se daría cuenta porque eso es lo que ocurre, claro está, que no es mi realidad ¿o sí?… un día mamá me recuerda que debo llevar las llaves para poder entrar a casa ¿por qué? ella no labora todo el tiempo, es verdad, se cansa y dice ´´ estoy harta de que no me apoyes ´´ es verdad, lo dice, pero ¿por qué?
Aquí las calles son tan iguales, los niños lloran por las cosas que les faltan, los azotes, los insultos, los jarrones que se estrellan contra su cuerpo, las correas que bailan sobre su piel, las palabras que entran y no salen, pero que destrozan las posibilidades de la felicidad infantil, todos vivimos en un castillo de arena, literalmente… ¿papá? es un mito, un espectro que debe ser erradicado, nadie perdona algo que llaman fornicar con otra ¿qué será? son cosas que los adultos no dicen, y sin embargo, murmullan, eso es, murmullan y cotorrean como unos periodistas,- aunque es diferente en mi caso, mi papá nunca abandonó a mi madre- aquí, los zarrapastrosos morales conquistaron este lugar con unos estridentes sonidos que llaman ¿música? soy amante de la música, pero si a eso se la denomina música, entonces estamos ante una situación crítica de decadencia musical.
Son las doce de la mañana, el sol, que golpea a la luna con sus rayos, me impacta con su luz plateada, no puedo dormir, no puedo dormir- y seamos honestos ¿quién dormiría luego de ser violado por su padrastro?- y me inquieta algo que no conozco, tal vez una pesadilla, tal vez la sensación de ser tocado dolorosamente, a la fuerza, so pena de ser descuartizado, un temor grande, inmenso… ¡quiero paz! pero nadie me la da, mi padrastro no es el único que hace eso, es horrible ser niño, no hay infante que no sea violado por sus propios familiares, ya se ha generalizado- esa es la costumbre del siglo XXI- por todo el país, la ley es un mito, todo es mito, la inocencia, la bondad, la justicia, lo que alguna vez fue bueno ahora me sabe todo a caca, las tradiciones se hicieron para que se estudiasen, mas no para que se pudiese hacer ¿religiones? son un mito, pero sería hermoso creer en algo que existiese, no, lo antiqué fue mejor, las épocas de esperanza, las épocas donde el hombre no tenía una libertad tan limitada como la de ahora ¿qué me dirían Sartre, Kafka, Kierkergaard y Borges si me viesen así?- esperen ¿por qué evoco a quienes ni conozco?- tal vez el infierno son los gobernantes, o ellos son unas cucarachas que deben ser aplastadas, o ellos no existen como persona, o debo a la conjunción de la maldición de los humanos el descubrimiento de Malandrooqbar… Una composición para Rathmod XIII, presidente número quinientos de la antirepública peruana, quien sobrevivió a nueve intentos de asesinatos, a diferencia de Rathmod XII, quién gobernó por un segundo, luego de jurar por la patria.
¿Alguno de estos mandatarios se ha preocupado por quienes tenemos el poder? nadie ¿alguien nos dará que comer? no se sabe.
- Deja ya de hablar, me duele la cabeza- me grita mi madre mientras cocina sopa de pollo sin pollo, con ricas menudencias de chancho sin chancho, agarra el cuchillo y rebana el hígado de mi hermano- ¿o quieres ser la cena?- me preguntó en un tono amenazante, yo corrí de la presencia de mi madre y la de mi padrastro, quien me miraba con cierta lujuria entre esas pecaminosas iris, entre las cejas que guardan rencor contra lo que nace con inocencia ¿su misión? desgarrar inocencias hasta que sólo sean recordadas como un mito que duele recordar porque ya no hay quien se jacte de tenerla y mantenerla, voy a mi recámara y me echo sobre mi parodia de colchón.
¿Qué había en mi recámara? unas diez bolsas de plástico, pegadas con cinta, que conformaban mi colchón y mi frazada al mismo tiempo, un cartón lleno de hojas verdes, que representaban mis cuadernos, las paredes y el suelo mostraban, sin vergüenza alguna, la sangre que se había impregnado por las constantes peleas que mi padrastro me obligaba a participar cuando bailaba al son de la borrachera, el techo era de paja, por lo que el noventa y ocho por ciento del techo estaba caído… originalmente yo tenía cinco bolsas de plástico como colchón y frazada, pero cuando mi mamá decidió matar a mi hermano, yo heredé, tácitamente, todo lo que le pertenecía- o sea, nada más que cinco bolsas de plástico. Mi padrastro parecía más que feliz con la decisión de matar a mi hermano, él alegaba ´´ gasta mucho dinero ´´, pero era mentira, era una gran mentira, todo lo que los adultos hablan son una sarta de mentiras, ellos no confían en los niños, los adultos ya no confían en la religión, entonces ¿en qué o quién creer? mis sentimientos me traicionan, mis reflejos me traicionan, mi decisión me traiciona, no se puede confiar ni en uno mismo. Esperé- en vano- que mi madre me diese el plato como Dios manda, pero obtuve un golpe contra la porcelana- que se rompió- y la mísera comida que era mi cena, desayuno y almuerzo al mismo tiempo, mis quejidos son armas inútiles, armas que antes servían para llamar la atención ¿pero, ahora? ni las niñas desconocen que los padres prefieren a un hijo muerto que llorón, por eso nos callamos, para no ser blanco de lo que nos pueda perjudicar, directamente, por nuestra culpa.
Luego de comer lo que había en el suelo- y luego de recibir unas zurradas porque soy infante- me fui a dormir, pensé en el mañana ¿qué me depararía?
- Deja que llore, mientras tanto, vamos a la camita a hacer lo que tú ya sabes- le dijo mi padrastro a mi madre mientras le desvestía en mi presencia, cuando mi padrastro vio que yo miraba, hizo que yo fuese su primera víctima en la noche, la debida para cosas que son tan comunes como cosas que son extremadamente no comunes, mi madre no replicó, más bien parecía que disfrutaba de mi dolor, no, ella gozaba de mi dolor, no, ella se fascinaba de mis gemidos, del desgarro de mi piel, de todo mi sufrimiento ¿será, realmente, mi mamá? ya le desconozco, ya todo lo que viví, así sea poco, me sabe a antiqué, pero es diferente, lo malo de lo antiqué, lo que muchos han denominado holocaustos.
Ahora, no sé en quien confiar, ya no hay dios que nos salve, ya no hay dios que nos corrija, ya no hay dios que nos diga que debemos hacer, las religiones son un mito de personas que se han declarado locas o esquizofrénicas, mi madre es una excéntrica, resistente al dolor ajeno, mi padrastro, un violador que abusa de los menores, y al mismo tiempo, es hombre con las mujeres ¿habrá paz para los niños, o al menos para mí?
No la hay.
Consuela a los soñadores.
Mañana, pasado, ayer, lo mismo me da, me quedaré con mis padres porque, si quieren, me dan el suero de portudanimoth y me harán niño por la eternidad, el mismo suero que se creó por uno de los míos, un niño con mutación celular, que dio origen a la era de la genética peruana ¿alguien sabe cuantos niños se sacrificaron sólo por las limitaciones que ofrecía el experimento? millones, todos fueron quimeras, eso mismo, quimeras ¿alguien sabe cómo es tener que matar a personas para no morir de hambre, vivir bajo el agua porque morirás si respiras aire puro, nunca más ver la luz porque se incinerarán tus ojos, matar a los demás ni bien les tocas? nadie, y es fue la pesadilla de los míos, los que se murieron luego de ser desechados porque representaban un riesgo para los problemas judiciales del presidente de la república. No señores, no son patrañas, no son superlativos que se cometieron, no son exageraciones, son verdades… son las diez de la mañana y hoy debo aprender las cosas buenas de la vida mía, es decir, nada, es decir, ir al colegio. Se vuelve inútil el aprender las normas de cómo se debe actuar, de cómo se debe comportar si no son los padres quienes se comportan adecuadamente, dejo que los carros aplasten a mi compañero de clases, ese, el que tenía la manía de pegarme con reglas de acero y el que metía arena a mi comida. No perdono ¿saben?
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