Tan lindos que son nuestros bosques,
Refugio de hermosos animales,
Pero hay algo que tú desconoces,
Se las acaban, manos criminales.
La sierra eléctrica resulta asesina,
Al tumbar aquel árbol sin compasión,
Y poco a poco tu destrucción termina,
Hombre, que no tienes corazón.
Se acabará el canto de las aves,
La lluvia quizás nunca volverá,
Y aunque eso tu lo sabes,
Yo sé que ya nada te detendrá.
Te impulsa el deseo del dinero,
No te importa autodestruirte,
Y si ya no oyes cantar al jilguero,
Tampoco verás volar al buitre.
Nada verde ya habrá alrededor,
Porque vendes tu vida al mejor postor,
Y aunque tú justificas tu furia destructora,
Pronto el tiempo te cobrará la factura.
Ya detente, no busques tu destrucción,
Aún es tiempo de salvar los bosques,
No des paso a tu perdición,
A los árboles ya no los destroces.
Las futuras generaciones te agradecerán,
Y serás el héroe de aquel campo verde,
Donde miles de animales crecerán
Y ya no habrá quien se acuerde,
De la sierra aquella que solía matar.
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