Por definición, entendemos que :
Maná es el manjar milagroso, enviado por Dios a modo de escarcha, para alimentar al pueblo de Israel en el desierto.
Ambrosía: Manjar o alimento de los dioses. Cosa deleitosa al espíritu.
Versificador: Quien construye versos tan sólo por la forma. Aquéllos que se valen de la estructura...
Poeta: El que escribe lo que le nace del alma. Quien derrama belleza y admiración.
Atendiendo a estas diferencias, entre alimento de cuerpo y espíritu, declaro y digo:
El maná se lo entrega Dios a un pueblo hambriento,
miserable que eleva sus voces tan sólo porque ha de ser caminante.
La ambrosía es el alimento de los dioses.
El maná es el verso pobre, que sacia las ganas de decir cualquier cosa. Tirarlo,sabiendo que a la mañana ha de estar descompuesto.
La ambrosía es el verso cargado de belleza, de sentimientos.
El maná sacia el hambre, el pueblo debe tomar sólo lo que necesita.
La ambrosía es el deleite, la magia, es un instante sublime, que transforma el universo del poeta, nada más se necesita...
El maná debe recogerse en medio del camino, la ambrosía brota de las manos, causando admiración, asombro...
El maná como fruto de lo que no se ha escrito. La ambrosía como fuego en el alma. Como el todo en las entrañas que reclama por hacerse un universo.
El maná puede llegar a ser ambrosía en la pluma del poeta que sabe y que siente la belleza de las almas.
FATAMORGANA
Patricia Lara Arriagada
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