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Esa misma noche Líth le invitó a su sector. Llegaron primero a su departamento. Vivía sola en un pequeño departamento muy cerca de la Terminal. Líth era estudiante de periodismo, y había llego allí desde lejos, sus padres vivían en una colonia submarina, pero allí las universidades no tenían el mismo prestigio; así que sus padres le compraron un departamento en una buena colonia subterránea, cerca de una buena universidad y le daban una buena cantidad de dinero cada que podían. Sin embargo Líth no era ostentosa ni parecía querer demostrar su poder monetario, era muy sencilla, con excepción de su largo cabello obscuro que tanto le gustaba a Ghi.
El departamento a pesar de ser pequeño era bonito y lujoso. Tenía una de esas salas que escuchaban los pensamientos y se obedecían en automático los deseos de uno.
Ella le sirvió un vaso de algo que él no conocía pero prefirió no preguntar para no parecer tonto. Bebieron sin decir una palabra, contemplándose. Ghí sentía un temblor en el estómago cada que se concientizaba de su situación. Y comenzaba a sudar. Era molesto. Tenía unos terribles deseos de lanzarse sobre ella y olvidar lo civilizado que era. Pero lograba mantenerse sentado y sonreír.
Salieron luego de unos minutos. Ella le vendó los ojos y lo llevo de la mano por varios túneles y bandas transportadoras, hasta que Ghí escucho unas campanas, algunos sonidos cristalinos y luego, un golpe de aire cálido le llegó al rostro. Líth le quitó la venda de los ojos y Ghí descubrió que lo había llevado hasta un Bar. Había una gran cantidad de parejas bailando de manera frenética a un ritmo desnaturalizado de campanas y chirridos metálicos. Quizás fuese por su herencia genética primitiva, pero Ghí odiaba la música popular contemporánea, le sonaba a puro ruido. No podía bailar, lo había intentado algunas veces pero solo lograba enfurecerse al no entender el «beat».
Ella lo miraba como si estuviese esperando su respuesta, así que Ghi fingió una sonrisa. –No sé bailar –Dijo, y miró con miedo la pista de baile, llena de parejas o tríos moviéndose como si tuvieran convulsiones al complejo ritmo del ruido –Descuida, yo te enseño. Pero primero vamos a beber algo. ¬–Dijo ella. Y lo arrastró hasta una mesa.
Bebieron largo rato, y la música seguía siendo igual. Ghi tenía los oídos fastidiados, estaba ya bastante mareado por el alcohol, pero no podía dejar de mirar cautivado a su acompañante. Ella lo tomó del brazo y comenzó a hablarle al oído, pero él había dejado de escucharle, solamente sentía su cuerpo tan cerca al de él que podía sentir su respiración. Cuando se dio cuenta estaba intentando bailar y ella sonría, perecía estar feliz. Pasaron varios minutos, y luego, quizás horas, la música seguía igual, pero ahora no había ni silencio entre campanazo y campanazo, y el chirrido y los cristales estaban más y más irritantes. Pero Ghí ya estaba acostumbrándose.
Líth sonrío y sacó algo de entre su ropa. Una pequeña perla roja. Se la puso en la boca a Ghi y éste la tragó. El efecto fue inmediato. Si de por sí Lith resultaba atractiva, ahora no había nada más en universo conocido que necesitara atención. Luego, todo se hundió poco a poco en tinieblas.
Cuando Ghí recuperó la conciencia se encontraba en el departamento de Lith, en la sala. Estaba incómodo y le dolía todo el cuerpo. No había señal de la chica. Intentó levantarse y descubrió que estaba atado. Trató inútilmente de librarse, Nada. Pensó, y trató de recordar, pero su mente estaba en obscuridad total.
Pasaron unos minutos y luego apareció Lith, con un vestido azul y sin maquillaje ¬– ¿Estás cómodo? – le dijo con un terrible sonrisa. – ¿Qué demonios? ¿Estás loca? Suéltame –Ella río. Y se paseó frente a él. – ¿Qué querías eh? ¿Qué buscabas en mí? Lo pude ver desde el elevador en la Terminal. Y bueno, pensé que sería la perfecta oportunidad de vengarme – Ghí no entendía ni una palabra – ¿Vengarte de qué? Yo no te he hecho nada. – Oh, pero lo hubieras hecho. Lo sé. –Ella lo miraba como si supiera todos sus pensamientos. Se pavoneo frente a él y se hecho en un sillón, mirándolo de frente. –Estás loca –Ghi buscaba la manera de soltarse, al parecer, la sala adivinadora, solo hacía caso de su dueña. –Quizás, quizás sí esté loca. Pero no tanto como ustedes. ¿Qué se creen? Llegando desde lejos y aprovechando todas nuestras cosas, abusando de los demás solo por ser más grandes y fuertes. –En sus ojos había un brillo demoniaco. Pero a Ghí le seguian pareciendo encantadores. De hecho la situación comenzaba a generarle adrenalina. Así que la chica quería pelear. –Pues, no sé a que te refieres ¿A los abducidos? Te explique que mi padre fue uno, yo no. Mi madre tiene apellido numérico controlado, el de mi padre es generado, puedes comprobarlo. Además. Tienes cabello, eso indica que tienes ascendencia de algún abducido.
Ella lo miraba sonriendo, como disfrutando cada bobería que salía de su boca –no entiendes. No, no. ¿Por qué ustedes se comportan de esa manera tan salvaje? –Ghi se sintió ofendido – ¿Y no te parece salvaje amarrar a un hombre y tratar de torturarlo de ésta manera? – Parecía que eso si había llegado a molestarla. –Nada comparado con lo que cruza por tu mente –repuso, pero parecía que se había molestado. Se puso de pie y se le acercó, mucho. Se recargó sobre él. Ahora sus rostros estaban muy cerca.
– ¿En verdad te creíste todo eso? –dijo ella –estás loca –Ella sonrío y entonces de verdad Ghí sintió una mirada malévola. Le calvo los ojos, y sintió como penetraba en su cerebro, más profundo, hasta su mente y luego hasta su inconciente, todo se nublo de pronto. No podía más, tenía que poseerla.
Sin saber cómo se levantó del sillón. Ella gritó del susto. – ¿Cómo hiciste eso? –Chillo la aterrada mujer – ¿Qué me diste? ¿Qué me hiciste? –intentaba decir Ghí, pero en lugar de palabras parecía que estaba rugiendo. Dio un par de pasos y logró zafarse del amarre que tenía en las manos. En efecto, la sala había respondido a una orden de la chica, que ahora estaba con los ojos y la boca muy abiertos mirándolo con horror. Él intentó tomarla pero ella huyó – ¡No me toques! ¡Vete!. –gritaba Lith, pero Ghi ya no escuchaba, algo en su interior se había apoderado de él. Al principio sentía una terrible atracción hacia ella, pero poco a poco el deseo se transformó en odio, un odio terrible hacia las mujeres, hacia la sociedad, hacia él, hacia ella, hacia cada ser viviente.
A lo largo de su vida, Ghi había sido victima de su buena voluntad, de su carisma y de su estupidez. Una gran cantidad de personas, en especial mujeres, su debilidad, habían hecho pedazos a Ghí de una y mil maneras. Robándole dinero, cariño y demás. Y luego desechándolo como basura. Thí había sido la única persona que parecía no pedirle nada a cambio. Sin embargo, los demás debían pagar.
Ghí reflexionaba esto y aquello, y luego despertó de sus reflexiones. Tenía mucho calor, estaba respirando con dificultad y estaba exhausto. Miro a su alrededor. Estaba aún en la sala de Líth, de pie, y ella estaba allí frente a él, tirada, aparentemente sin vida. Ghi entró en pánico. La había asesinado y ni siquiera sabía como.
Tenía una lámpara esférica en la mano, y había sangre bajo la cabeza de ella, así que seguramente la había golpeado. Tiró la esfera al piso y retrocedió hasta dar con un sillón que lo recibió de buena gana y se hundió en él. Su cerebro trabajaba velozmente. Tenía que salir de allí.
Existían rumores de que si alguien cometía un crimen, se sabía inmediatamente y las autoridades reaccionarían en segundos, pero no había pasado nada hasta el momento. Ghí no recordaba haber sabido de un crimen de tal magnitud como un asesinato. Al parecer, eran cosas que ya no sucedían.
Se levantó. Arrastró el cuerpo hasta uno de los sillones y lo dejó allí. Estaba helado. El sillón no respondió al peso del cuerpo. No había pensamientos.
Ghí entro en el baño y se limpió las manos con una toalla húmeda. Luego unos vapores limpiaron el resto y se secó las manos y la cara.
Regresó a la sala y el cuerpo seguía como lo había dejado, todo estaba en silencio. No pasaba nada. Así que buscó sus cosas, las tomó y salió del departamento sin más rituales. Un largo día le esperaba por delante.
(Continúa)

Texto agregado el 12-04-2008, y leído por 152 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
14-04-2008 Esto definitivamente es una novela, recuerda que aunque el texto hable de la vida en la luna ,debe parecer verosimil. Cuida ese aspecto. Hay elementos que me parece que en el futuro ya no existiran o seran diferentes: tomar licor. estudiar periodismo, quizas ya no haya periodicos, el dinero, la basura. Creo que nos quieres llevar al futuro pero encuentro en este capitulo muchas cosas del presente. Saludos. dinosauro
12-04-2008 Esta realmente interesante, habra que ir leyendo tus capítulos. aristofeles
 
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