Fue en el centro del colegio donde todo comenzó.

Mientras todos los alumnos se encontraban en clase, o en prueba, o en trabajos manuales, el horrible acontecimiento decidió surgir de la nada.

Fuertes movimientos mecían al colegio, que poco a poco comenzaba a caer. Lo primero en irse al suelo fueron un par de escaleras que llevaban al
segundo piso. Con el horrible sonido del desplomo de las escaleras, los alumnos más histéricos comenzaron a gritar, y a llorar, y costó hacerlos
callar. Otros, se escondían bajo los escritorios, como ya habían aprendido. Luego, las ventanas en los pasillos, en las salas, y en otros lugares del
colegio, estalláron, haciéndose pequeños pedacitos de vidrio; a las pared se les hicieron pequeñas grietas; el salón de eventos, al igual que el
gimnasio del colegio, calleron al suelo, desapareciendo; en el patio, justo en el centro, se abrió un grieta enorme;
los piares del patio estaban por caerse, y la biblioteca resonaba por los quiebres de la madera. Hasta que todo cesó.

Los alumnos bajaron al patio, por las inestables escaleras que quedaban, mientras que la profesora a cargo daba las indicaciones de seguridad. El colegio
estaba a punto de caer. Se había resquebrajado por completo.

Como ya habían aprendido, se formaron, cada uno en su lugar del patio. Y tratando de esquivar la enorme grieta en el suelo, se agruparon en el centro del
patio. Pero, como dicen, no hay primera sin segunda. Un nuevo terremoto, un nuevo y fuerte mecimiento - más fuerte aún - volvía a atacar al colegio, sin
previo aviso, como suelen ser estos.

La biblioteca, la sala de computación, y las otras salas de clases, se desplomaron en el suelo, como lo hicieron el gimnasio y el salon hace un instante;
las inestables escaleras, tambien cayeron, junto con el casino; y los pilares del patio se rompieron, para pasar a ser un montón de pequeñas piedras,
lo que marcó el fin de las paredes del colegio. Estas comenzaron a caer de forma recta al suelo, pero al llegar a este, se comenzaron a inclinar hacia adentro.

Rápidamente, los alumnos mayores, y los profesores intentaron salvar a los alumnos mas pequeños. Pero las paredes fueron más rápidas, y en menos de un
minuto, el colegio entero ya estaba en el suelo.