Cada vez que te veo siento que en mi mundo el tiempo deja de correr. Tú haces que mi mundo se detenga. Esa sonrisa elegante y sincera que me llama como si estuvieses gritando mi nombre. Tu figura simplemente me cautiva y te observo desde lejos, tímidamente, sin que te des cuenta de que un par de ojos siguen todos tus movimientos. Todo en ti tiene algo que inevitablemente me atrae.
En las multitudes, distingo fácilmente tu figura. Es como un hechizo, que me permite saber cuando estás cerca. Dicen que tengo “ojo de lince”, yo creo que es la intuición, las ganas irracionales de verte, los sentimientos, que me hacen diferenciarte de todos los demás.
Cuando tengo la oportunidad, de que tus ojos me miran…pero no me ven. Te paseas ante mí, resolviendo alguna clase de cosa que no tiene cabida en mi cerebro, porque el único estudio que admite es el de tu persona. Pensar en ti todo el día, soñar contigo las veinticuatro horas, me tiene encadenada, atontada, esperanzada. Pediría un respiro, pero más pierdo si no te veo.
Y me harto, cuando pienso en que solo puedo estar contigo en mis ilusiones, cuando la maldita realidad me golpea dejando atrás mis ojos soñadores. |