allí estaba, en mi casa, manso, tranquilo sin nada mas que aceptar el poder sobre uno. apagó las luces y durmió. tuvo sueños en donde una inmensa pared le caía encima y en cuando trataba de escapar de todo su peso vio a un hombre, diciéndoles: ¿te resignas?. no, respondió y siguió gritando por salir de aquella mas de ladrillos y tierra. vio a un costado y vi los cuerpos resignados de sus compañeros de trabajo. aún así, les hablaba durante horas... sabía que así podría olvidar sus dolores y sueños. una voz entre los muchos cuerpos le dije que lo tomara con calma. ¿quién eres?, preguntó. ja, respondió, yo estoy muerto, pero no me resigno, deseo ayudarte, sólo así podré descansar en paz. hablaron de tantas cosas hasta que el ruido de máquinas le dijo que la realidad volvía a su vida. lo sacaron, aunque perdió un brazo y una pierna. aaún así, nunca dejó de conversar con su amigo muerto a quien nunca pudeo verle, pero sí escharle... ¿cuándo te conoceré?, preguntaba siempre. pronto, respondía. una noche vio la sombra de un hombre. escuchó su voz y supo que era su amigo de desgracia... ¿nos vamos?, dijo el amigo. ¿por qué?, respondió. ya es hora de salir del barco... está bien, dijo, luego, soltó el resto de sus cosas y fue hacia aquella sombra oculta entre las esquinas de los edificios del lugar... poco antes de morir, escuchó los aullidos de un perro que vivía cerca de su casa...


san isidro, abril del 2008