Sé que no comprendes porque no te he llamado estos días, porque he desaparecido, yo en ocasiones tampoco lo entiendo, pero deja que intente explicarme. Desde hace tiempo no dejo de imaginar cosas diferentes a las que realmente pasan, todo lo transformo en mi cabeza y lo que es peor, me gusta más lo que imagino que la realidad. Bueno, si soy sincera, lo que me gusta es inventar...En fin, no sé, no vayas a pensar que prefiero que seas un coche, simplemente, el otro día, cuando te despedía cerca de casa de mi madre, imaginé que eras mi coche y no tú, y al quedarte mirando cómo me iba, pensaba que en realidad te estaba dejando aparcado en batería, y cuando cerrabas y abrías la mano para decirme adiós, yo veía los intermitentes del cierre centralizado. Y ahí te quedaste, estacionado.
A la mañana siguiente de dejarte aparcado… de despedirnos, me desperté más desorientada de lo habitual y me senté al borde de la cama, donde, como cada día a esas horas, intento pactar con la realidad los límites, y como te digo, cada vez se mezclan más. Me levanté a ducharme y al salir al pasillo vi que del armario sobresalía la decoración de navidad. Enseguida supe que había sido destripado durante la noche y que el espumillón y los intestinos le colgaban víctima de alguna pesadilla que se me había escapado durante la noche. Ya te digo que todo, se va mezclando, y los armarios empotrados siempre son la puerta a los malos sueños, sobre todo si están en un pasillo o en la habitación donde duermes. Recogí el estómago de la navidad esparcido por el suelo y lo devolví a su sitio. Es muy desagradable su visión fuera de fechas.
Salí apurada al trabajo y mecánicamente me arrojé a la parada del autobús, donde desde hace un tiempo, no espero al autobús sino una enorme oruga que se arrastra lentamente como una procesionaria por la carretera, coche tras coche, hasta parar frente a todos los que estamos esperando para ser engullidos todos los días. Esta es una visión que tengo desde hace tiempo, pero que vivo con una resignación rutinaria. El problema no es que fuera a engullirme a mi, sino a una niña con coletas muy dulce que abría los ojos como platos intentando recoger todos los datos que le ofrecía la vida, e ignorante de que iba a ser digerida por un enorme gusano peludo y convertida en seda con la que confeccionaría el tejido de alguna manufactura empresarial. No me apenaba por mi, me apenaba por aquella niña inocente, yo estoy acostumbrada que me devoren todos los días. Cuando subimos empecé con mi jaculatoria recitando los días de la semana al revés y deseando que aquella niña inocente fuera regurgitada del estómago de aquel animal . Sentí una liberación cuando nos expulsó a la altura del Voramar.
Llegué al Hotel ignorando por completo donde estaba la frontera con la realidad, pero haciendo como si lo supiera. Es decir, como casi todo el mundo, tan sólo que yo andaba un tanto más desorientada. Cuando entré en recepción, mis compañeros estaban charlando como todos los días antes de entrar. Al llegar a su altura se callaron y Santi me dijo que el jefe quería verme, que subiera a su despacho. Esperé media hora en su puerta, cuando me hizo pasar, me pidió que me sentara y empezó a decirme que: “todo el mundo comenta que lleva un tiempo muy rara y que hace comentarios bastante extraños, incluido a los clientes.” “Lo siento, no es culpa mía” ”¿A no, y de quién es la culpa?” “Es mi imaginación, por ejemplo: antes de entrar al despacho había imaginado que trabajaba en una gran empresa y que me habían llamado para despedirme” “Bueno, eso no es su imaginación, eso es una posibilidad” “Ve, usted también ha entrado dentro de mi imaginación...Pero ahora estoy pensando que somos novios y que en realidad quieres romper” “Pero que está diciendo, mire, lo mejor es que se vaya a casa y...” “¡Ah, así de fácil después de tantos años!” “Bueno, creo que podremos llegar a un acuerdo...” “Ahora quieres quedar bien, eres un acojonado, sobre todo en la cama picha fofa, pero no me esperaba esto de ti ¡Patoso de mierda, ahí te quedas!” “Pero que dice, vuelva...no, no vuelva, no la he dejado, la he despe....” cerré la puerta y me fui . Desde entonces no sé cuantos días han pasado, confundo un poco todo y realmente no sé si me importa porque quién me dice cuál es la verdad, lo auténtico.
Perdóname, sé que te ha debido doler encontrarme por la calle y que fuera tan absorta que casi no te reconociera, que todo esto no lo puedes comprender, pero cuando imaginas lo que pasa al mismo tiempo que ocurre, tienes una experiencia de lo real que no es capaz de proporcionarte la mejor droga. Sé que el mundo que habita en mi cabeza te parece una locura, que he pasado totalmente de ti y que tengo que actuar con más conocimiento, pero en ocasiones veo que mi conocimiento es tan limitado y mi imaginación... No sé, intentaré concentrarme más. Pero anda, di algo ¡Por qué no arrancas!
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