Abrí los ojos, y por los vidrios de mi ventana escurría agua. Después del primer pestañeo, en los vidrios de mis ojos se juntaban lágrimas. Hoy es uno de esos días en que no basta con las ganas de cambiar el mundo, hoy es uno de esos días en que no hay mundo, o por lo menos es lo que se desea.
Mis manos están heladas, heladas de tanto que pensar que tipear, me es un poco complicado escribir en este estado, ya no es como antes que cuando había algún problema lo único que me podía ayudar un poco era escribir, escribir mucho y poder sumergirme en hojas en blanco.
Mi día, este día, fue víctima del mal tiempo, me convirtió en una mas de las que aveces fui, me convirtió en frió, en lluvia y en humedad. Soy una casita anegada, con las paredes mojadas. soy el rio que se salio de su cauce y que lamentablemente inunda los sitios aledaños.
Pensar en lo que fui y que ya no quiero ser, en lo que fui y en lo que extraño ser, pensar en lo que viví para algunos y como tiempo después morí para ellos, por ellos y sin ellos.
Esto no tiene sentido alguno, llevo 4 horas sentada frente la misma pantalla, con las manos puestas sobre las mismas letras, sin hacer nada mas que mirar al frente o arriba y cruzado, viendo como de a poquito cae la noche y se empiezan a notar menos las oscuridades del día.
Pero sigue llorando.
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