Aun no puedo escribir sobre ella, no creo que a través de nada pueda describir un sentimiento tan inmenso, nunca había sentido algo tan fuerte y voraz. Es desesperante no tener las letras suficientes. Las palabras que sean no bastan, ni siquiera se acercan a lo que ella fue.

Es algo que lo siento tan puro y sagrado, que apenas y me aventuro a pensarlo bien, a razonarlo, a contaminarlo con mis miedos. Como si al decirlo y al sacarlo en palabras, se me fuera a ir de aquí dentro. Como si fuera a perder eso de vientre y calor, de latidos y canciones con su voz.

Y me miro al espejo... y no veo nada de ella.
Lo que daría por ver sus ojos en los míos y así dejar de sentir que se aleja, como quisiera que en mis ojos estuviera su paz. Sus manos, su olor, su voz, su mirada, sus palabras, su presencia, sus cariños... están en un lugar tan recóndito de mi. Donde no llegan las lagrimas, la rabia, el dolor ni la pena. Todo está INTACTO, como si hubiera salido para volver enseguida... y en cualquier momento volviera a añadir caricias, amor, preocupación, retos y risas a mi vida.
Si darme cuenta, creo que mi inconsciente espera un milagro que me lleve hacia ella....