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Una hora más tarde Ghi viajaba en el atestado tren. Mirando por la ventanilla el paso de las lámparas a gran velocidad. Luego miraba su reflejo en el cristal, y a las personas detrás de él, que le miraban la espalda. Por fin el tren alcanzó la estación donde se encontraba su trabajo, pero, por razones que él mismo desconocía, no descendió del tren. Una imagen flotando apareció frente a él, advirtiéndole que habían llegado a su estación, pero él le dijo a la computadora del tren que había cambiado de opinión y la imagen preguntó por cual era su nuevo destino, Ghi murmuró algo inentendible que la computadora del tren entendió como «a la Terminal», y a Ghí le pareció adecuado. La imagen flotante con el mapa de la línea de trenes desapreció, el tren cerró las puertas y continuó su veloz marcha.
Tres o cuatro estaciones más y llegaron a la Terminal; Ghi bajó del tren y miró a su alrededor. Nunca había estado ahí. Caminó por el obscuro anden, abriéndose paso entre la agitada multitud. No era difícil para él gracias a su tamaño. Llegó hasta una plancha metálica, dónde había más gente esperando de pie, se elevó, flotando varios metros sobre el suelo y luego se desplazó por los aires como una alfombra mágica hasta llegar a una especie de muelle, en el cual bajo la mayor parte de la gente. Ghí se quedó sobre ella, y miró a las personas que quedaron con él sobre el enorme metal flotante. Una mujer mayor le miraba de un modo bastante agresivo. Él sonrió al notar su mirada; la mujer se coloró y desvió la mirada al suelo. Eso siempre funcionaba.
Siguió repasando con la mirada a las personas, hasta que llegaron volando a otro muelle. Ahí en vez de que bajara gente, subió un gran número de personas. Ghi fue empujado hasta una esquina. Como no había barandales, Ghí sintió vértigo al mirar hacia abajo, pero estaba protegido de la altura por una maya invisible. La cual podía sentirse al extender la mano. Era imposible caer al vacío.
La pancha volvió a deslizarse sobre el aire y luego bajó hasta el suelo. Ahí de nuevo bajó un gran numero de personas, muy pocas quedaron a bordo del metal; Y a Ghi le dio un vuelco el corazón. En la pancha quedaban unas tres personas en un grupo y una chica solitaria al otro lado¡Pero que chica! Ghi jamás había sentido tal golpe interno, había toda una revolución en su interior, un grupo se insectos enloquecían en su estómago y había fuego en su pecho, su mente se nubló y una serie de temblores recorrieron todo su cuerpo. Jamás en su vida había experimentado nada similar, nada que ver con el amor a primera vista, esto era algo más perverso. Miró a la chica de arriba abajo, llevaba puesto un ceñido y largo vestido blanco con detalles negros. La miró largo rato, conteniendo el aliento y escuchando el latido de su corazón, que era ten fuerte que sintió que todos podrían escucharlo.
Respiró fuertemente y se atragantó, tosió y la volvió a mirar, ella parecía no haber notado su presencia siquiera, pero el grupo de personas le lanzo unas cuantas miradas curiosas. Sus ojos saltaban de un detalle de la chica a otro, deteniéndose de vez en cuando, hasta llegar a su rostro, blanco, muy blanco, tenía un lindo diseño de maquillaje que iba de sus ojos hasta el cuello, eran como espirales de colores que se movían un poco sobre su piel, como tatuajes animados. Sus ojos eran enormes, de un color rojizo. Tenía el cabello negro y largo, muy largo, algo que no se veía muy a menudo. Y parecía que era cabello real, no una peluca, dedujo entonces que la chica tenía solvencia económica. Volvió a mirarla toda y luego se detuvo en su rostro, entonces le pareció que no era tan bonita, pero ¡diablos! No podía quitarle los ojos de encima y todo su cuerpo gritaba y hervía por dentro, había toda una fiesta hormonal que con cada inhalación de aire cargado de feromonas crecía más y más, nublándole cada vez más la cordura, se estaba volviendo loco.
La plancha llegó a otro muelle y esto le hizo volver a la realidad, todos habían bajado, y la plancha ya comenzaba a alejarse, por lo que tuvo que correr y estaba dispuesto a saltar hacia el muelle, ya a un par de metros de distancia, cuando chocó contra una pared invisible. Cayó de espaldas contra la pancha y se sintió profundamente estúpido. ¡Claro! ¡La maldita pared de seguridad!
Tardó un poco en recuperar el sentido de orientación. Abrió los ojos. Su cuerpo se contrajo en una mueca corporal de terrible susto. Trastabilló arrastrándose por la superficie de la plancha hasta llegar a la orilla, quizás hasta había dejado salir un grito. La chica estaba a menos de un metro de él, arrodillada a su lado. Él no esperaba abrir los ojos y toparse con su rostro mirándolo.
Entonces, su sensación de estupidez aumentó a proporciones descomunales ¿Por qué había actuado de esa manera? ¿Por qué tanto miedo ante una niña? La chica lo miraba preocupada, se incorporó y le preguntó – ¿Te encuentras bien? No era mi intención asustarte. ¬–Ghi trató de responderle pero solamente se movieron sus labios sin generar ningún sonido. ¡Vaya terrible situación!, quería que el mismísimo infierno apareciera y se lo trabajara vivo. Quería desaparecer en ese mismo momento.
La chica se puso de pie, lo miraba asustada, como si mirase una clase de insecto horrible –Disculpa, entonces ya me voy –dijo, y se dio media vuelta. La plancha había regresado al muelle luego de que Ghi chocara con la protección invisible. Y ahora la chica se alejaba por ahí. Ghi quería que desapareciera rápido, no verla más. Olvidarla por completo; pero su cuerpo tenía planes completamente distintos. ¬– ¡Espera! – Gritó fuertemente desde el piso, poniéndose de pié tan rápido que la vista se le nublo y perdió el equilibrio por unos instantes. Salió caminando a ciegas de la plancha. Y la vio allí, se había detenido, y se volvió a mirarle.
Lo siento, no esperaba que hubiera alguien tan cerca de mí –dijo Ghi, desde una distancia que consideraba prudente. –Gracias por preocuparte – Ghí estaba muerto de miedo por dentro, se sentía la persona más estúpida bajo la tierra. La miró esperando alguna respuesta, y el tiempo pareció extenderse a su máximo, cada décima de segundo parecía durar una eternidad; hasta que por fin, una pequeña sonrisa apreció en el blanco rostro de la chica –Yo también me asusté –dijo, sin dejar de sonreír. Entonces Ghi entró en razón y comenzó a temblar. Ella tenía sus enormes ojos calvados en él. Podía ver en ellos toda la perdición de la humanidad, y a la vez, todos los placeres y bendiciones que le fueron dados al hombre ¡La caja de Pandora! Definitivamente. Había en ellos una lujuria increíble, mezclada con la más pura inocencia.
Pensó Ghi que sería oportuno decir algo para romper la tensión, pero nada pasaba por su mente. No había nada. Sintió entonces su pesado cuerpo, una masa horrible de músculos y órganos, un cuerpo que estaba transpirando litros de sudor, las miles de hormonas movilizándose y flotando a su alrededor, resonaban todos sus órganos y el escandaloso latir de su corazón. Nada había más que eso en su mente. Y luego, peor aún, comenzó a percibir el olor de ella. No podía soportarlo más, sus piernas flaquearían en cualquier momento. Parecía que estaba pasando toda su vida ahí.
Pero al parecer, el tiempo relativo había jugado con su percepción, ella parecía tranquila. – ¿Qué sucedió? ¿Por qué chocaste con la protección? –La maldita pregunta tenía un sabor amargo, Ghí la saboreo por un rato y luego la tragó. Definitivamente no la esperaba. Pero algo en él habló en su lugar –Tenía que bajar, no me percaté que habíamos llegado al muelle, estaba distraído – «¿Distraído con qué, idiota?» pensó inmediatamente.
Luego, el tiempo volvió a demostrar su capacidad de ser relativo, y todo sucedió de manera vertiginosamente rápida. Ya era de noche, y él estaba con ella paseando por un enorme túnel visual, que mostraba una simulación del cielo estrellado como debía haber sido hacía décadas, antes de la catástrofe del agua y de las guerras que los habían obligado a huir bajo los mares y la tierra. Su padre había vivido aquella época, pero en un universo paralelo desfasado temporalmente. Algo que a Ghi no le gustaba pensar por que le daba dolores de cabeza. Sin embargo, era una historia que había aprendido a contar para atraer la atención de las chicas. Él era hijo de un abducido, y eso causaba gran atracción entre algunas chicas, aunque algunas otras se horrorizaban con esto.
Afortunadamente Líth pertenecía al primer grupo, y escuchaba atenta las explicaciones de Ghi acerca de las constelaciones y de cómo encontrar algunas estrellas para guiarse. Escuchaba impresionada las historias que Ghi contaba sobre sus viajes al espacio. Él había viajado un par de veces a Marte y otras tantas a la orbita de la tierra y a la luna. Como tripulante en naves de la empresa, que se dedicaba a control de calidad de solariums espaciales. Ghi era especialista en cultivo de hidroponía.
Unos cuantos años atrás, viajar al espacio había sido un trabajo que necesitaba ciertas condiciones físicas muy específicas, por lo que casi siempre eran abducidos o descendientes de éstos, los que conseguían trabajos en naves espaciales; pero actualmente habían comenzado a lazar nuevas líneas de naves para pasajeros que eliminaban casi por completo las exposiciones a fuerzas de gravedad superiores a las de la tierra y por lo tanto casi todas las incomodidades y fuerzas extremas experimentadas durante un viaje espacial, por lo que ahora Marte y la Luna habían comenzado a poblarse más, y con esto, había más especialistas de hidroponía viviendo allí, así que los viajes al espacio para Ghi, prácticamente habían terminado.
Ghí miraba a Líth, ahora le parecía increíblemente hermosa. No podía creer que estuviera a su lado, escuchando todas sus absurdas historias espaciales. Durante todo el día había intentado comportarse, pero estaba llegando a un límite, por más que trataba de no pensar en el asunto, cada vez que la miraba (desde una altura considerable debido a su destacada altura), los ojos de ella lo miraban desde abajo, con una mirada que lo demolía internamente. Era una de esas miradas que penetran en lo más primitivo de los hombres y destruyen la civilidad que hay en ellos.
(Continúa)

Texto agregado el 08-04-2008, y leído por 208 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
25-05-2008 los 3 capitulos me gustan mucho, estan muy interesantes.. phorlach
13-04-2008 Muy solido en contenido tu dos relatos "Bajo Tierra". Narrado con mucho cuidado y con un vocabulario relevante para el tema. Me gustó. Sofiama
09-04-2008 Esto da para una novela. Hasta en las novelas de ciencia ficción hay historias de amor: Farenhait 451, 1984 y El fin de la Eternidad, de las qie recuerdo. Un comentario hay algunos parrafos donde abusas de la palabra plancha, la repites una y otra vez, trata de evitarlo. Pule el texto, te paso dos metodos: pídele a algun amigo que lea el texto, así apreciaras si corre bien el texto, otra es: guarda el texto y vuelvelo a leer dentro de algunos meses. Pero no dejes de seguir escribiendo, ya hay una historia de amor ¿de que mas se tratará la historia? ¿a que problema se enfrentarán? Falta meterle tension, un poco mas de atmosfera, platicanos mas como es el futuro, la crisis y el desenlace. Me hiciste recordar algo que me platico un amigo hace muchos años ¿quieres que te platique el tema de una historia en el año 2045? Pues "un hombre se enamora de una mujer" Bendito Dios que en el futuro que visualisas los hombres se siguen enamorando de las mujeres. Por favor avisame de los proximos capitulos. dinosauro
09-04-2008 muy bueno, me recuerda asimov aristofeles
 
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