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CUANDO YO ERA NIÑO
Texto dedicado al apreciado amigo y
gran cuentero NelsonPC
Cuando yo era niño, debido seguramente a que era el único varón en un grupo de siete hermanos (cinco eran mujeres y el otro, que era hombre como, yo murió a los tres años) me acostumbré a ser tratado como rey, todos los gusto se me cumplían y, como decía José Alfredo, mi palabra era ley. Esa actitud la llevaba yo integrada a mi personalidad cuando salía de casa hacia la escuela. Como los otros niños no tenían conocimiento de mi supuesta realeza, tenía constantes encuentros con ellos y mínimo una vez por semana, a veces dos y hasta tres, llegaba yo a casa con la ropa rasgada, los cuadernos rotos, los libros deshojados y la cara golpeada; nadie podía disentir conmigo en ningún tema porque me encendía en discusiones que generalmente terminaban en golpes. Un hermano de mi madre me aplaudía y me animaba a ser el gran peleador que retaba a golpes a cualquiera que se me enfrentara.
Un día mi madre (ya era yo huérfano de padre) habló conmigo.
—Mira hijo, no es posible que te pases todo el tiempo peleando con los demás, tienes que aprender a controlar tu carácter y resolver tus problemas sin recurrir a la fuerza bruta. Eres un niño, no eres un animal salvaje.
Me extrañó que mi madre me hablara en ese tono que me pareció un tanto duro y le repliqué.
—Es que yo no busco el pleito, mamá, me dicen cosas y tengo que defenderme.
—Mira hijo, durante toda la vida te vas a encontrar con gente poco razonable a la que le gusta pelear, insultar y ofender, no quiero que tú te acostumbres a esa forma de vida, hay mucha gente que ataca, sólo porque le gusta agredir y no es razonable estar complaciéndolos poniéndote a pelear con ellos cada vez que se les antoje. Tienes que aprender a evitarlos.
—Pero es que ellos empiezan y yo no me voy a dejar.
—Mira, en la casa de junto hay un perro que a todo el que pasa le ladra. ¿Qué haces tú cuando pasas?
—Nada, me sigo de frente. En una clase de español nos encargaron llevar refranes y alguien llevó uno que decía “Perro que ladra no muerde”
—Y cuando hemos ido al rancho de tus tíos ¿Qué haces tú cuando te paras frente a algún burro y este rebuzna? ¿Rebuznas tú?
No pude contener la risa.
—No mamá, cómo me dices eso, no soy burro.
—Pues lo mismo debes de hacer cuando algún patán, se atreva a insultarte, exígele que te respete, párate dándole la cara con la frente en alto y un gesto digno y, con voz firme, sin insultos ni palabras soeces exígele que te respete, y si insiste date la media vuelta y déjalo hablando solo, pero nunca te bajes a su nivel usando palabras o expresiones que sean insultos corrientes y vulgares que sería lo mismo que ladrarle al perro o rebuznarle al burro. No pierdas tu categoría de ser pensante.
Me costó trabajo entender esa lección, pero aprendí a defenderme sin perder mi dignidad de ser humano, así lo hago desde entonces y, salvo algún muy raro caso en el que me topo con algún loco irracional y extremista, me ha dado resultado y he podido vivir feliz.
Abril, mes del niño.
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