Chank-Lee era un cocinero Chino que vivía en un pueblo perdido de Venezuela, conocía todos los secretos de la cocina, grandes Chef lo habían consultado, pidiendo consejos en este arte extraordinario de crear magníficos manjares. Claro está, el arroz Chino, el Chop Suey eran lo más solicitado de su grupo natural de clientes. Pero a Chank-Lee le cambió su vida drásticamente, él afirmaba que sus dioses lo habían abandonado. De esta manera, el local donde atendía fue desocupado debido al alto costo de su alquiler. Chank-Lee no tuvo más remedio que servir de cocinero a un grupo de obreros de una Empresa. Era tan bueno Lee, que sus comensales estaban felices, por lo menos en lo que se refiere a la comida. Pero existían dentro de este grupo numeroso de obreros, los jefes del clan, que diariamente se burlaban de él, “ Chino malico ”, le decían inclinándose hasta el suelo. Esto producía grandes risotadas en el grupo de obreros. La vida de Lee se hizo insoportable, parecía más bien una pesadilla viviente para él. Al cabo de 5 años con todas las consecuencias, los jefes decidieron reunirse para darle una sorpresa a Lee. “¿ Qué vamos a hacerle ahora al chino malico? ”, preguntó uno de los obreros al jefe de obra. No, amigos. Esta vez es para pedirle disculpas por todos los malos ratos que le hemos hecho pasar . Así llego el día, llamaron a Lee, y el Jefe, con toda la parsimonia del caso, pidió disculpas por sus burlas malsanas de todos estos años. Al terminar de hablar el Jefe de obra, hablo Chank-Lee y dijo: “ Quien tiene que pedil disculpa es chinito, en todos esto cinco años, no lo volvele a hacel más nunca ”. Que acto tan noble, somos nosotros los que te hemos ofendido. ¿Qué cosa no vas a volver a hacer nunca, Chino?, preguntó el Jefe de la Obra. Chinito no volvel a echal caca en comida, más nunca...