Este día si quería llorar, estaba perdiendo algo que anhelé por mucho tiempo,
algo se me estaba resbalando de las manos y no sabia como detenerlo, era como hielo que se derretía, pensé que había recuperado el equilibrio, pero de repente llegó una tormenta de no se donde, llego con el frío del olvido, del silencio malo, de las palabras que cortan como navajas, llego sin previo aviso y sin pedir permiso. Entonces yo escuchaba una melodía en mi mente, escuchaba palabras que ocultaba para distorsionar la realidad porque ya no me quedaban ganas de estar en ella, entonces sentí una calida punzada en una de mis manos, un dolor agudo que advertía de una lluvia en mi rostro,
Y la lluvia era contenida, solo apretaba los labios y repetía que todo pasaría tan rápido que solo podría recordar este momento como cualquier trivialidad.
Al pasar de unos segundos las palabras y el silencio seguían a la espera, rondaban en mi mente, morían y volvían con indiferencia, la lluvia amenazaba con bañar mi rostro, y unos fuertes sismos sacudían mis dedos débiles por un largo día de música. Es una cuenta infinita, de sabores extraños, siempre distintos, vienen y van, dejan una marca, un momento de angustia, de extremo sosiego, pero el tiempo siempre hablara de alguna forma, llevará las letras a otra dimensión, y allí se quedaran hasta que alguien decida tenerlas.
Ahora las nubes dudan, quieren quedarse y esperar el momento indicado para llover sobre mí, lo cual es aun más doloroso porque se aletarga la tristeza.
Pero entonces llega un momento de calma, y el tiempo advierte de su movimiento, que pasará?......
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