Personajes:
Verde
Azul

(Se ubica en una pieza con alfombra rosa. Empapelado blanco con líneas rosas, celestes y verde bebé. Hay una cama con un acolchado de Frutillitas. Una gran ventana cerrada, un escritorio de los mismos colores que el empapelado y muchísimos peluches en una biblioteca, llena también, de libros médicos. Verde esta sentada en la punta de la cama con un perro de peluche blanco y rojo. Tiene puesto un capri blanco, una musculosa blanca, descalza, la cara pintada de rosa y dos colitas atadas con moños blancos. Entra Azul. Ella tiene un vestido negro que hace contraste con su palidez, botas negras y lleva el pelo no tan largo, lacio y suelto. En su oreja sostiene un cigarrillo.)

A: Me aburro. (Saca un encendedor de su seno y prende el cigarrillo) ¿Cuándo vas a dejar de jugar con esas mentiras?
V: Cuando dejes de matarte.
A: Ni siquiera tienen sexo.
V: El cigarrillo tampoco.
A: Y sin embargo produce de los mejores orgasmos.
V: si...la verdad que si... ¿Me das uno?
A: No
(Silencio)
V: Ahora yo también me aburro…y mira que ayer estábamos en la misma y logre ignorar cualquier comentario irónico que saliera de tus hermosos labios. (Silencio)
¡Ya se! (tira el perro de peluche) ¿Y si volamos? (se para, empieza a girar y gira y gira y gira. Azul recorre con sus dedos la biblioteca y saca un libro, lo hojea.)
V: (se tira en la cama) Me maree.
A: ¿Así como el principie q fue atropellado por muchos camellos? ¿Ese que estaba ebrio y tambaleaba y pensaba q eran perros?
V: No, como el príncipe de Saturno que fue condenado a girar y girar eternamente por los anillos.
A: Lo condenaron por pasarla muy bien.
V: Lo condenaron por violar al perro marciano de la reina.
A: ¿No era que era macho el perro marciano de la reina?
V: Y bien macho era que soporto la transgresión anal.
A: (ríe) Me parece que le gustaba, y no que soportaba. ¡Homosexualidad en perros marcianos de Saturno!
V: Voy a vomitar.
A: ¿Y si jugamos al doctor?
V: ¿Queres ser princesa?
A: Te quiero tocar.
V: ¿Curar no dirás?
Z: Llámalo como quieras. Podría ser curar ahora q pienso. (Cierra el libro y lo tira al piso) Yo te curo de la abstinencia…mi mano por ahí...tu jadeo en mi oído... (Es interrumpida)
V: ¡Y cientos de pájaros vuelan y giran y vuelan y giran! (se levanta y gira de nuevo)
A: (pisa el cigarrillo) Bueno, voy a buscar lo necesario. Vos anda pensando que te pasa. (sale de escena.)
V: (tirada en la cama) ¿Qué me pasa? Mucho. Teóricamente no existo…eso es algo…pero no físico, excepto claro, cuando tengo tantas ganas de existir que termino sangrando. Pero no es nada que gasa y desinfectante no pueda curar. Debería desinfectar los vidrios en vez de a mi. Porque no lo necesito, yo soy pura, como los palos que giran y vuelan y ladran. ¿O esos son los perros? ¿Y si le digo que lo que tengo es rabia? Si, le digo que me mordió un perro y me enojé. Y me dio rabia que me haya mordido. O quizá solo tengo gripe…ahora me estoy empezando a sentir mal. (llora)
A: (entra con un guardapolvo blanco bastante corto y con escote, lentes y un maletín) Muy buenos días Señorita, ¿en qué puedo ayudarla hoy?
V: (entre llantos) Me duele la panza y siento una presión en la vejiga.
A: ¿Y esto cuando empezó?
V: Toda mi vida. Pero se intensifican cuando siento que no existo en realidad.
A: Si, tal como lo pensaba, usted sufre un crítico caso de indisposición anal.
V: ¿Y eso como se cura? ¿Llamando al príncipe de Saturno? (ríe)
A: (Deja el maletín en el piso y saca un guante, se lo pone) No. El es un aficionado, yo tuve mi días anales en el pasado, soy profesional, se lo que hago. Ahora por favor bajese los pantalones y pongase en cuatro.
V: Me parece que es un poco drástico para una paciente con rabia. (Se pone en cuatro)
A: Ah…¿rabia es lo que tiene usted?
V: Si.
A: ¿Y cómo la contrajo?
V: Un día quise ser una hermosa niña con preciosos ojos azules pero no me dejaron.
A: ¿Qué paso?
V: Me violaron.
A: Claro, esta bien, ahora lo cambia todo, no es mas indisposición anal, lo que usted sufre es un caso de calentura crónica. Por favor haga la araña desnuda.
V: No, creo q usted se confunde, yo no voy mas al baño.
A: Me parece perfecto.
V: Me la cosí.
A: (ríe) (saca del maletín una pluma y la pasa por el pecho de Verde que ahora esta parada) ¿Qué siente en este momento?
V: ¿Indisposición anal? No, depresión.
A: Tal como lo imaginaba, de hecho, ¡aún peor!
V: ¿¡Que es lo que tengo Dra. Azul?!
A: Usted padece de la enfermedad imaginaria.
V: ¿Y eso qué eso?
A: Usted no existe Srita. Verde.
V: ¿Y qué puedo hacer? ¿Giro? ¿Usted dice que si giro me curare?
A: Lamentablemente no hay cura para esto. Lo único que puede hacer es derramar sangre para sentir que existe, pero al final, todos sabemos que usted no es mas que un palo q vuela y ladra queriendo ser un perro con sarna y rabia. Yo no puedo hacer nada mas acá si no me permite tocarla. (junta sus cosas y se va de escena. Verde toma su perrito y comienza a girar con el.)
V: Pero…yo quiero existir…¿y si dejo que me robe? La lujuria no se entiende con la necesidad. Ahora yo necesito existir y la pasión que invade mis venas cuando se acerca con sus ojos pintados de negro no me conmociona. No me queda nada por hacer. ¡Azul vení!
A: (entra en escena, esta vez sin maletín y sin lentes) ¿Le tocaste la puerta a la razón? Sentí necesidad de acariciar tus senos de poca edad.
V: No toque nada, solo a mi. ¿Es seguro este tratamiento? ¿Está comprobado? ¿Si yo me dejo tocar existo?
A: Mas que el propio Dios.
V: Pero Él no existe.
A: Exacto.
V: Bien, me convenció. (Azul se acerca y le acaricia un seno) No, acá no, están todos los perros y gatos y pájaros. Faltan palos. Vamos al baño, que de paso me pego una ducha. (salen las dos de escena)

Fin