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Sentir

Mi historia comienza una mañana en la que transcurría todo en normalidad, desde luego, la normalidad que estoy acostumbrado. En mi mundo la vida es algo especial. Es un acontecer de hechos fuera de lo común. Somos un grupo de cuerpos ovalados con colas, y nos movemos con independencia.

Cada uno tiene su propio sentir. Unos mueven la cola más rápido, otros son más resistentes. Pero tenemos la peculiaridad de que somos de un mismo lugar. De lo contrario no podríamos vivir.

La razón de ser de nosotros no es solamente convivir juntos y pelear entre nosotros, sino, competir. El que llegue más rápido a un lugar en el que ninguno regresa. Aunque nos cuentas que son unos cuantos los privilegiados. Todo va ha depender de las circunstancias en la que nos veamos envueltos.

En nuestras vidas hay momentos en que no depende de nosotros, sino, de ciertos fenómenos naturales; por ejemplo, la cantidad de nosotros, ciertos fenómenos físicos o químicos. Y también una orden del más allá, sobrenatural, divina.

Cuando sucede uno de esto fenómeno, existe un camino que tenemos que recorrer. Atravesamos un conducto bien largo. Somos inspeccionados por dos fenómenos ovalados como nosotros pero sin colas. Estos están atados a algo que no sé su nombre pero se contrae y se extiende.

Después de ese camino tan largo, nos expulsan con una fuerza extraordinaria a un paraíso. Donde no andamos tan apretados. Nos movemos con libertad. No chocamos. Es raro cuando se cruzan dos en el camino.

Tengo que hacer un paréntesis. Hay ocasiones en la que un grupo de nosotros cae en el vacío o en un ambiente deteriorado. Pero de ellos no se vuelve a saber. Esto nos lo ha dicho… No se puede decir.

Pero volviendo a lo esencial. Una mañana nos encontrábamos reunidos un gran numero de nosotros, todos juntos, bien apretados, y llegando más. De repente tuvimos que salir rapidísimo. Fuimos inspeccionados a toda prisa. Yo iba en la delantera cuando nos expulsaron a toda velocidad. Y, sí, caímos en un ambiente extraordinario. Todo era grande. Un mundo gelatinoso, calido, fantástico, me sentía como en el paraíso.

Después de estar de un lado para otro, dando vuelta, como si estuviéramos buscando algo. Pero no sabíamos que era… Vimos algo redondo que se acercaba a nosotros. Nos lanzamos a ver lo que era. En ese instante sentí una sensación extraña. No sé por qué era yo el que iba en la delantera. Fui el primero en acercarme le. De repente me absorbió. Todos se quedaron mirando. No hicieron nada para ayudarme. Sentí que me estaba comiendo. Me cortó la cola. En ese instante perdí el conocimiento pero sabía que estaba vivo. Lo último que recuerdo es que me comieron y que estaba vivo.

Unos días después desperté. Estaba totalmente diferente. No tenía cola, era muy lento. No tenía velocidad. No podía moverme. Sentía sensaciones extrañas. Sin saber de donde me llegaban. Mis compañeros, que eran tantos no volví a verlos.

Según pasaba los días, las sensaciones eran más fuertes. Estaba cambiando radicalmente. Había algo de fuera que cuando se acercaba, lo sentía. Me decía algo, lo escuchaba.

Todo era extraño. Todo cuanto estaba a mí alrededor era extraño. Hasta yo era extraño. Sentía unas cantidades de emociones que no sabía de dónde venían. Pero me encantaban. Es más. No me movía y me sentía mejor que cuando me movía.

Todo me llegaba por algo que estaba pegado a mi centro. No tenía que buscar nada. Todo estaba siempre en mí. Nada me faltaba. Las sensaciones se hacían tan fuerte que me hacían vibrar dentro de mí. Pero no podía moverme.

A mí alrededor todo estaba calientito.

Si mis compañeros me ven con lo grande que estoy. Tengo como mil veces el tamaño de ellos. ¿Cómo estarán? Seguro están bien. Hay algo que no me puedo explicar. Si esa cosa me comió. ¿Cómo es que estoy vivo? Y tan grande. Será que nos transformamos los dos juntos en algo anormal.

Con el ritmo que llevo, creo que voy a ser un gigante. Por que en unos cuantos días que llevo, tengo como mil veces el tamaño que tenía. Serán las sensaciones que siento. O quizás lo que me está llegando a través de mi centro lo que me ha hecho crecer tanto.

Lo que si estoy seguro, es que si mis compañeros tuvieran la suerte de que se lo coman como a mí, tuvieran la misma felicidad que tengo yo.

Sensaciones, crecimientos y alegría. Todo lo que cualquiera de mis amigos pudiera desear.

Luego todo a mí alrededor se calentó. Por el centro de mí empezó algo ha entrar que me estaba matando. Sentía que era fuerte como la otra vez. Sentía miedo en esta ocasión. No creo que era bueno lo que me entraba. Estaba cortando me y no tenía cola que cortar. Es más, era entero que me estaba cortando. Cuando estuve a punto de ser cortado, vino algo sobre natural. Era una fuerza extraordinaria, me atrapó, me envolvió. No dejó que me cortara. De una vez empezó todo a mí alrededor a ponerse normal.

Luego vino una sensación más fuerte, me dio seguridad. Volví a sentirme feliz. Aunque aún tenía el temor de que me volviera a suceder aquella cosa tan mala.

Empecé a crecer más. Sentía un escándalo encima de mí. Un pun… Pun… que me encantaba. Volví a sentirme feliz. ¿Qué había provocado aquello? No lo sé. Que sintiera que iba ha explotar y que no permitieran que explotara. Talvez alguno de mis compañeros me lo dirá.

Según pasaban los días todo seguía con normalidad. Sensaciones iban y venían.

En una ocasión sentí una fuerza que me estaba apretando, me pedía que me meneara. No era la fuerza que me protegió, no, era una fuerza más débil, pero me hacía feliz. Sé que no me haría daño, lo presentía. Aunque a lo primero me apretaba como queriendo matarme. Pero no lo hacía. En otra ocasión esa misma fuerza empezó a menearse de un lado a otro. Y no sé, pero me encantaba. Sentía como si estuviera haciendo me cosquilla, era extraordinario. Que felicidad. Que dicha la mía. Que envidia me han de tener.

Hay algo que siempre me ha llamado la atención. Era que, había una fuerza, que cuando se me acercaba me hacía sentir feliz, pero era muy esporádica. Ocurría ocasionalmente. Luego se iba. No la volvía a sentir. Que extraño. Verdad…

Entonces empezaron a suceder me cosas extraña de nuevo. Las sensaciones podía diferenciarlas. Empezaron a salirme cuatros colas. Dos mas para bajo de mí cabeza y dos mas para bajo de mí centro. Ya tenía un tamaño de gigante. Ya sabía que me gustaba que entrara por mí. Después, un milagro, menee una de mi nueva cola. Que felicidad… Sentía que moría de alegría. OH… No lo creo. Quería correr pero no podía. Sí… Sí… Menear una cola uaoo…Cuando mueva mis cuatros colas seré más rápido que antes. O perdí esa rapidez al transformarme. Pero si con una cola me meneaba rapidísimo. Qué será con cuatros. No, no lo podía creer…

La fuerza que me empujaba a lo primero, ahora hacía que meneara mis colitas de felicidad.

La otra fuerza que venía y se iba, hacía que meneara mis colas con más rapidez. Pero siempre se iba. No duraba mucha esa alegría.

Cuando estaba más feliz. La fuerza que me apretaba al principio de mi transformación, ahora me hacía cosquilla a cada instante. Me pasaba algo con cinco ganchos juntos que me fascinaba. Era un movimiento circular. Con mucha frecuencia.

Pero ocurrió un imprevisto. Empecé a sentirme sin fuerza. Mis colas tenían cada una más colitas, pero no se movían. Y no tenía ganas de moverlas. No tenía ganas de que me hicieran cosquilla. La fuerza que me hacía cosquilla hacía un esfuerzo extraordinario para que me meneara. Y… Sucedió… La fuerza que me salvó cuando iba ha explotar, esa misma fuerza me vino ha buscar…

Sandy Valerio.

Texto agregado el 02-04-2008, y leído por 177 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
06-04-2008 Esperaba un final más trágico, u obvio, para ser más exacto. Pero aún así es muy bueno. Saludos. Azel
05-04-2008 he recordado la metamorfosis de kafka. Maravillosamente narrado.5* jardinerodelasnubes
 
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