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Hace varios meses encontré un cuaderno, y antes de recogerlo, lo observe y no me intereso, ya que se veía como cualquier otro cuaderno viejo de apuntes. Casi se parecía a uno que utilizo para los apuntes de mis clases. Lo tome sin ningún propósito, como para dejarlo en la vigilancia de la puerta; para que lo reclamaran ahí. Pero mientras tanto lo guarde en mi mochila y regrese a casa olvidándolo por completo. Ya en mi habitación revisando mis cosas encontré el cuaderno y note que traía nombre y mas detalles que me hicieron imaginar al posible dueño, lo seguí revisando y encontré un total desorden, parecía un cuaderno donde sin ningún reparo se juntaban mas de ocho materias y entre todas esas hojas desordenadas fui encontrando algunas cosas interesantes como pensamientos, ideas, historias muy breves y muchos poemas, algunos incompletos, algunos con la intención de serlo pero que solo quedaron en títulos. Esa noche prácticamente encontré una similitud con lo que yo hacia en mis cuadernos y me pareció que seria interesante explorar con detenimiento todo lo que había en su interior y decidí quedármelo.

Poco a poco fui conociendo lo que hacia este tipo, de alguna manera podía imaginar su estilo de vida, por la manera como se expresaba al escribir. Sus poemas casi todos estaban dedicados a una chica, que debo suponer vendría a ser una compañera de clases, que debía ser muy agraciada. El hecho es que en todos esos poemas encontraba un cierto amor imposible, mucha ilusión por parte de él. Pobre!… encuentro que se expresa muy bien cuando habla de ella. Pero también creo que es una persona muy tímida. Lo más probable es que no encuentre la manera de expresarse frente a ella. Esto lo deduzco sin ningún profesionalismo, simplemente es mi opinión por experiencia propia. Yo también he estado muy enamorado y escribía todo lo que se podía imaginar inspirado por un amor incierto, que al final, más por cobardía de que no resultara ser como uno se imagina que debe ser, termina siendo solo eso, una inspiración para algunos poemas que se olvidan con el tiempo.

Voy a agregar que reconozco al dueño de este cuaderno, es alguien que veo constantemente pero que no me resulta cercano y bueno a manera de juego en un comienzo quise adentrarme a lo que era su vida en el cuaderno, resulta que también pude imaginar casi con seguridad de quien estaba enamorado. Claro que si! Se trataba de Violeta y la verdad es que esta muchacha era preciosa.

A partir de todo lo que encontré en ese cuaderno acerca de ella, me fui interesando también en ella. Hice míos esos poemas y también no tuve reparo en ser mas constante con ella, fui conociéndola más, conversando luego de clases, por internet, por teléfono y luego de algún tiempo hasta la invitaba a salir y bueno reconozco que es lo menos decente que he podido hacer, pero tampoco es algo con lo que me haya condenado al eterno infierno. Pero bueno, el hecho es que algunos de los poemas que había en el cuaderno se los regale a Violeta como si fueran míos; y ella encantadísima. Casi podría decir que por esos poemas ella se enamoro de mí.

Ahora ese cuaderno era prácticamente mió, cada vez fui agregándole cosas mías; poemas, algunas ideas inconclusas y algunos dibujos, en fin le di un buen uso; y la vida siguió transcurriendo como siempre, sin ningún apuro y sin ningún reparo. Ya había olvidado que ese cuaderno le había pertenecido antes a alguien. Y dada la situación después de algunos meses este alguien resultaría ser un compañero de clases, pero nada intimo. La verdad desconozco si todavía seguirá enamorado de Violeta, estando ya varios meses con migo, en una relación que progresa con el tiempo.

Pues bueno la semana pasada uno de nuestros profesores organizo el salón en varios grupos al azar para realizar un trabajo de investigación y nos toco en el mismo grupo, voy a recordar que había olvidado por completo que el cuaderno había sido suyo, en esos instantes el cuaderno era mas mió, tenia mi esencia, lo utilizaba como cuaderno de cabecera; y el sábado que nos reunimos en mi habitación con los demás del grupo mientras yo estaba en la computadora observe que el miraba el cuaderno, su cuaderno, mi cuaderno y mire el techo avergonzado. –Que imbesil como se me pudo olvidar. Se repetía esta frase una y otra vez en mi mente. El reconoció su cuaderno, lo tomo sin dudarlo y lo fue revisando con interés, mientras con los demás conversábamos sobre nuestro trabajo; después de un rato lo devolvió al velador y continuamos con nuestro trabajo. Luego de esa situación no tuve el valor de esconder ya el cuaderno, simplemente espere a que me hiciera algún comentario o algo por el estilo. Hasta que terminamos el trabajo y al salir de la habitación; él se acerco al velador, tomo el cuaderno, me miro y me dijo –Me prestas este cuaderno?. Yo… lo mire, sonreí amablemente y le dije –Claro!. Y se llevo el cuaderno.

Texto agregado el 01-04-2008, y leído por 128 visitantes. (0 votos)


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