Hormiguitas.

Esta noche no he dormido nada para variar. Estoy muy cansado y me duele terriblemente la cabeza. No puede haber nada peor esta mañana que ese terrible dolor, pero me equivoco. Una filita de hormiguitas está paseándose por el poyo de la cocina. Como las odio. A la vez que las aplasto con el dedo, voy siguiendo la fila buscando el hormiguero del cual provienen. Al final me parece encontrarlo entre la junta de dos azulejos. Voy al cuarto donde guardo los productos de limpieza y busco el insecticida. Es un insecticida especial, muy bueno, el mejor contra las hormigas, os lo prometo, de la casa Raid, una espuma que las fulmina y además no aparecen en meses. Pero el bote está vacio. Tengo que salir a la drogueria de enfrente a comprar un bote para acabar con esas malditas hormigas. Como las odio. Aplasto unas cuantas más con el dedo y salgo a la calle. El día es bonito. Apenas he cruzado la calle, el día se nubla de repente. Miro al cielo y veo un gigantesco dedo que se acerca hacía mi.

-Joder!! – Me da tiempo a pensar- Al menos hay alguien en este mundo que me comprende.

CHAF!

Fin