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Suena el teléfono por tercera vez.
Estoy arto de los vendedores de tarjetas como si uno no tuviera nada mejor que hacer que estar escuchando a esos hijos de puta.
Subo el volumen del radio para evitar el casi insoportable timbre del teléfono.
Mis ojos empiezan a divagar en la habitación llena de humo
El teléfono suena por cuarta vez y juro que esta burlándose de mí.
No voy a caer de nuevo, solo quiero estar tranquilo y no hacer nada, morir un momento.
Subo el volumen un poco más
Ya es la quinta vez
No lo contesto por que no me da la jodida gana.
Me pareciera que cada repique es cada vez más fuerte y lastimero, una agonía, una lenta y dolorosa agonía.
Por Dios que esos cabrones son persistentes.
Mi cuerpo se mueve solo, mi vista se nubla.
-¿Que buscas?
-¿El atizador de la chimenea?
-¿Quieres jugar?
-¿A quien quieres matar?
Mis ojos se abren.
Tranquilidad.
Un inusual silencio inunda la habitación
Siento el acero frió en la magullada mano derecha
¿Qué hace mi teléfono ardiendo en la chimenea?
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Texto agregado el 31-03-2008, y leído por 156
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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02-04-2008 |
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Yo fui el hijo de puta que le dejò una estrella, ¿tienes algùn problema? HugoPerea |
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31-03-2008 |
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Me gustó caleta. es fácil de leer y está lleno de imágenes, como si fuera un corto de terror, una diapo bien armada, certera. Saludos y nada para el hijo de puta que te dejó una estrella. cao |
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31-03-2008 |
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y ahora donde podre llamarte? altu |
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