Hola.-
Quería escribirte, creo que me hacía falta, se que a ti no, se que no soy parte de tu destino aunque sencilla y obviamente tú eres parte del mío, si, es cierto, antes de que yo tuviera uso de razón y antes de que tú recordaras mi nombre, eras mi heroe, más allá de lo que tengamos tú, yo o el mundo como imagen de heroe, eras un ser sobre natural y todas las luchas de la America libre se perdían en tu nombre, en tus luchas, en tu patria, que no era la mía, pero si la tuya y de pronto la patria fue la America y quizás, en esa America estabas tú, quizás en sus luchas, en sus movientos, en sus batallas, ganadas o no, estabas y yo te sentía porque estabas allí, pueden o podrán pasar trecientos años y estaré esperando por ese momento sublime en el que como desenlace de pelicula de acción aparece el heroe poderoso y salva al mundo, mi mundo, quizás solo quise salvar mi mundo, el de mis cuatro paredes, paredes tapizadas con mis sueños, con mis ilusiones.
No te busqué, pero sabía que aparecerias, como una certesa, como un granito de arena en el desierto, si eres desierto sabes que hay granitos de arena, así que aunque la posibilidad sea una en cien mil millones: existe, existías y para mi eso bastaba. Pero no le bastó a la vida mis sueños, mi amor y entonces cuando ya el granito de arena parecia diluirse hacía lo más profundo del pozo... Te encontré!, pero fueron segundos no más los que bastaron para perderte, una busqueda de decadas, mi busqueda, o la de otros, se perdieron los sueños y el heroe murio, con la sensación de que nunca existió, Dios! que duro momento...
No hay más que decir, quizás adios y algunas lamentaciones acompañadas de lágrimas, pero ya han sido tantas que una más de mis tibias lágrimas, no derretirá los casquetes polares.
Bueno ahora si me despido, espero que esta carta no sea de tu agrado, así como no es del mio.
Con el amor que solo Dios puede poner en un corazón herido, se despide.-
Tu hija, Seira.
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