El sueño de un atardecer.
Gris y tenebroso, cual día tormentoso. Relampageante, con furioso rugido, como un cielo escandaloso que pronto se desmoronará en pesadas gotas. Exclamando, anunciando, gritando su presencia, con ese sonido que sólo emite la soledad. Lo abarca casi todo, se alimenta la obscuridad, con sólo ver un as de luz corre y lo intenta acabar. No hay más que angustia a su paso, frío, desconcierto y crueldad; a donde camines te seguirá.
Deja de buscar en el suelo, deja de buscar... detente y sin más caminar échale un vistazo a tus pasos que, con tu sombra y hacia atrás, se pierden en este inmenso mar. Cuando hayas concluido pon la vista al frente porque, al igual que si hay bien hay mal (en este abismo) si paras de buscar, alzando la vista al horizonte lo que buscabas has de encontrar.
Gris degradado a morado hasta al naranja llegar, sigue viendo de frente porque entre esos montes de soledad; la luz, que de naranja viste, como a un sol vas a abrazar. Y en ese momento, sin importar las lágrimas que debiste derramar, te encontrarás cara a cara y a su lado te vas a quedar. |