"...extraña forma de mantenerse vivo
la de amarse a uno mismo
buscando formas ausentes.
Amanezco ante la sola posibilidad
de que otros cuerpos, mas allá, me esten esperando.
Si me basta cruzar el portal por la mañana
para que mi piel vibre por una piel ajena,
y cada uno de mis gestos sea entonces una ofrenda,
cada palabra una oración al deseo.
Vago por el deseo, me hundo y no me hallo,
pero también por el renazco
de otras muertes mas ciertas.
Porque el juego de desear es mas tentador
que la presa al cuello.
un cuerpo junto a otro, ya abandonados
después de los espasmos y los sudores
no es trofeo sino para el recuerdo.
Y no me importa ser así recuerdo
en la piel de otros cuerpos.
Pero hay el duro regreso,
el patetico regreso, obstinado
en detenerme en cada esquina,
en cada cuerpo aunque no sea ya hermoso;
y entrar en la casa, lento y ebrio de ira,
pisando en cada paso cada alegría del día.
Mirarme en el espejo del baño
-los ojos encendidos de tanto darse al deseo-
y buscar en mi rostro la causa de mis fracasos.
Luego apagar las luces e irme a la cama
tanteando las paredes como un ciego
-degradar mi condicion de perro
también me hace sentir voluptuoso-
encender en mi memoria
todos los cuerpos bells que no tuve,
y extenderme aún mas en la cama
en gesto de anulación del cuerpo ajeno,
y salvar así mi ego de una muerte segura
mientras el cuerpo descansa tirado
mendigo de placeres..."