Desde hace tiempo que mi cabeza no para de dar vueltas y vueltas.
Mis pocas neuronas insomnes, juegan a morir tal como quise aquella vez.
Pero desde aquel día, mi recuerdo es vago y mi dolor grande.
Desde esa vez, este mundo de tanta multiplicidad, de tanto dolor, de amor, tristezas, alegrías, angustias, felicidad, cambio para mí.
Todo cambio…
Apenas puedo sostener en mí la idea de la unicidad, de tu misterio que no es misterio.
De mi misterio que no es tu misterio.
Mis secretos, que son tan tuyos.
Esa vez, de todos modos me diste las fuerzas para ver el mar, sentir la sal quemarme junto al sol.
La liberación…
La luz del sol que enceguece sin molestar…tu luz.
Mi nido, desamparado ante tu ser…maldita sensación del ave que cree poder volar mutilado, .
Esa vez…
Fue esa vez que el faro no llego a encandilar, pilar enorme que ahora es guía…nada más.
En tus manos que son mías, pero mas tuyas que nunca esta mi secreto.
Si es tu deseo llevarme ahora, no me debes nada…créeme.
Si es tu deseo permitirme aquella luz de ese mundo, de tu mundo…muy mío, muy de todos, no tendré problemas en seguirte en ese sendero único que dejaste sin huellas a seguir.
Gracias.
Gracias, pues sigo sintiendo el aroma a veredas mojadas, a verde pradera, a flores simples, a perfumes que son y que fueron…mucho.
Siento el aroma a sangre hervir de aquel día, pero mas siento el perfume de el primer talco que le puse a mi hijo en su colita paspada.
Siento aun el aroma de los cuerpos caídos, congelados de hace días, con morado color, pero mas aun siento el perfume de los labios de aquel beso…de tanto color.
Escucho todavía los gritos desesperados, pero más aun la primera vez que me dijeron te quiero.
Si deseas colocar tu mano en mi espalda sentirás que hubo dolor, pero mas sentirás las ganas de abrazarte y sentirte tan mía…
Por eso mis dolores más profundos, mis gritos pidiendo ayuda, esas gotas de morfina salvadoras, las palabras que nunca podré contar, las historias que me guardare, todo y más aun, allí quedaran.
Me las quitaste en paz…
Gracias.
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