Hoy he vuelto a pasar por la casa que hace tiempo está abandonada. Vi que de ese lugar salía un señor y eso despertó mi curiosidad: ésta podría ser una buena historia.
Estaba rodeada de cercos muy altos que rara vez se podaban, por lo cual estaba con su terreno escondido a la curiosidad de los vecinos. Muy atrevidamente encaré al señor que vi en el portón de la casa y le pregunté si la misma se vendía o se alquilaba (como para entrar en conversación) Me contestó que no, los propietarios que una vez por mes le enviaban el sueldo no le habían dicho nada al respecto. Al preguntarle si vivía allí, me dijo: -Vivo acá pero no en la casa. Tengo una pieza y baño pegado al galpón.
Yo seguía pensando que detrás de esto había algún misterio y le fui sincero al señor: -Me gusta escribir y si en esta casa hay alguna historia me gustaría saberla.
-Tiene su historia, déjeme aprontar el mate y después se la cuento. Abrió el portón y entramos. Entonces vi un jardín hermoso, con árboles, plantas y flores muy bien cuidados. La casa era una mansión. Tenía una galería abierta todo a lo largo. En ella había un juego de patio muy antiguo, de madera rústica y una hamaca haciendo juego. Sacando unas llaves abrió la puerta principal y me invitó a pasar.
Había muebles de todo tipo, especialmente antiguos, y me comentó que había cuatro habitaciones: la principal y
tres de huéspedes.
Me contó que hacía diez años que trabajaba allí, cuidando todo y haciendo el mantenimiento del parque y de la
casa.
Mientras tomábamos mate me contó: -Los dueños de esto son un matrimonio italiano: Luiggi y Sofía. Veteranos
en la actualidad, jóvenes cuando la construyeron. Ellos trabajaron tres años, cuando llegaron de Italia como
caseros de una estancia. Juntaron peso tras peso para poder hacer todo esto.
Luiggi era muy buen carpintero y en el galpón hizo su carpintería. Hacía todo tipo de muebles y con eso vivían
bien. Sofía tejía crochet. Sus tejidos, por ser muy delicados y bien confeccionados se vendían a buen precio. Todo
era normal.
A los señores les gustaba tener casa y jardín bien limpios y cuidados. Como no tenían tiempo para ello contrataron
un matrimonio joven. Les hicieron esta pieza y baño. Se llamaban Elena y Julio, eran muy eficientes, tenían todo como los dueños les pedían.
Un buen día, Elena viajó a cuidar a su madre que estaba internada. Esa noche Julio se sentó en el jardín porque
hacía mucho calor. Al rato apareció Sofía y se sentó a su lado. Él se sorprendió mucho, y mas cuando ella le dijo que se sentía muy atraída hacia él. Julio joven, apuesto, viril. Sofía joven, bonita, sensual... Pasó lo previsible.
Durante las cuatro noches que Elena tuvo que cuidar a su mamá y Luiggi dormía profundamente, ellos se entregaron a su amor.
Luiggi amaba mucho a su mujer y nunca sospechó nada. Tampoco Elena, que confiaba en Julio ciegamente.
A los dos meses de estos hechos, Sofia le dijo a Luiggi que estaban esperando un bebé. Fue tanta la alegría de él que hizo una fiesta sólo por esa noticia.
Pasaron seis meses y un día Luiggi tuvo un accidente. No fue grave pero lo internaron y le hicieron todo tipo de análisis. El día que le dieron el alta le entregaron los resultados.
Sofía lo fue a esperar. Él la llevó a almorzar y le dijo: -Voy a sacar todo el dinero del banco y voy a comprar los pasajes a Italia. Quiero que mi hijo nazca allá y conozca a sus abuelos. Dejamos todo en la casa como está,, pagamos todo lo adeudado a Elena y Julio, contratamos un casero y viajamos pasado mañana.
A Sofía le gustó la idea de volver a su país y ver nuevamente a sus padres.
En el sobre que le envió Luiggi a Julio para cobrar al día siguiente de su partida, aparte del dinero había un papel membretado que era el resultado de un análisis donde decía que Luiggi era estéril y siempre lo había sido.