Aún recuerdo la tibieza de la mano de Laura, y la femenina suavidad de su piel perfumada. Recuerdo también el húmedo roce de su lengua, la leve presión de sus dientes, que me llevaban al éxtasis
Nunca llegamos a entablar un vínculo duradero con ella. Aunque pueda parecer contradictorio, la nuestra fue una relación de dominio y sometimiento. Debo reconocerlo : me usaba para sus propios fines, y yo obedecía dócilmente.
En cierto modo yo sentía que mi misión era, a veces, la de ser un vehículo para la expresión de sus pensamientos, de sus emociones más íntimas, de sus deseos guardados, de su necesidad de comunicarse, de manifestar su verdadera identidad, y éso me llenaba de orgullo, me hacía sentir importante.
A veces Laura me obligaba a esperarla en la oscuridad, en la ominosa compañía de otros esclavos resignados y sumisos. Eran largos períodos de espera entre tinieblas, en los que el tiempo parecía no existir. Hasta que llegaba el momento de surgir a la luz, y sentir la embriaguez de ser poseído por ella.
Un día Laura me dejó abandonado en un bar, esperándola. Estaba seguro que iba a volver a buscarme. Pero la larga espera se fue convirtiendo en decepción.
Una mesera se sentó a mi lado . Era su tiempo libre. Junto a otra compañera comenzaron a hacerse mutuas confidencias. Yo resultaba ser el mudo testigo de una conversación que transcurría como si no existiera. Hablaban del patrón. Algunos pasajes de su charla golpearon amargamente dentro de mi . . . .”No te hagas ilusiones, te usan y después te tiran”. . .
Vino luego el promiscuo pasar de mano en mano; el ciclotímico mudar de mis estados de ánimo, sintiéndome por momentos valioso, un mero juguete a veces.
¿Es acaso el destino el que nos hace personas o cosas? ¿O es simplemente la casualidad?
Poco a poco me fui secando y terminé tirado en la vereda, hasta que vinieron a recogerme. No lo hacían por caridad : me llevaron como basura.
Y aquí estoy, esperando que me reciclen, con mi savia agotada, con la amarga conciencia de no significar nada para ella, ni para nadie, de ser un vulgar bolígrafo descartable. . . . .
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