Cuando se despertó por la madrugada, no podía creer todas las cosas que por su cerebro rondaban, volteo y no encontró nada que fuera acogedor, a pesar de las evidencias de amor que inundaban el cuarto, simplemente ella se sentía destruida en ese momento, reaccionó, abrió los ojos miro a su alrededor y al no reconocer nada, inevitablemente se asustó se vino hacia ella asustada, el corazón le latía fuertemente y el cerebro tratando de ordenar las cosas las desorientaba mas que cualquier otra cosa.
No sabia que hacer… respiró fuertemente, lamentablemente eso no fue suficiente, la realidad era mas grande, sin quererlo ser siquiera, lo mas cercano al amor que tenia era su propia piel por lo que no dudó en abrazarse sin embargo eso no era suficiente, cosas mas poderosas habían invadido su corazón, aquel corazón tan puro y tan protegido, que aunque muchas veces se presentó como austero jamás, pero jamás había estado tan cercano a ella, jamás pero jamás había latido con tanto miedo (y lo había escondido tan bien) . Jamás se presentó como lejano, sin embargo su cuerpo había sido destruido en ese momento, y su peor castigo era que nunca, pero nunca la gente comprendería su dolor, por que inevitablemente nunca podría borrar aquella hermosa sonrisa de su rostro, aquella que la hacia parecer feliz, su castigo estaba en no hacer desdichados a los demás o a las demás, una sonrisa entonces era garantía de tranquilidad emocional, para ella y para con los demás.
Pero llego un momento en que ella ya no sabía que hacer con tanta alegría falsa, tanta alegría que no se sentía, por que la felicidad la invadía siempre, pero aquellas garras nunca se iban ya no de su mente, que eso era fácil, ya no se iban de su ser, y ella no podía hacer nada mas que plantarse tal cual diva y fingir y diseñar una imagen perfecta en la cual nada dolía, sino todo lo contrario… dolorosamente y contradictoriamente…
Entonces, en un momento en que ya nada podía empeorar descubrió la sensación de pisar el pasto en calcetas, de oler una margarita o de dibujar burbujas en el mundo, de comer alitas o de ir al mercado a comprar manzanas, y se dio cuenta de que por mas que todo huela mal, siempre en cualquier lugar hay una hermosa margarita dispuesta a ser olfateada, dispuesta a compensar noches de angustia y días de dolor, a dar alegría sin preguntar, dejando que la gente disfrute de ella, disfrutando ella de la gente, es por eso que una margarita era garantía de felicidad…Su felicidad…
Hamzah Barbachano Zetina
Marzo 2008 |