Deja tu nombre…

Javier toma el teléfono y marca. Escucha: “Somos la familia Saavedra Rojas. En estos momentos no podemos atenderte, deja tu nombre, tu número y te devolveremos el llamado.”, luego el balbuceo de una beba.

Javier sonríe. Su cara gris se ilumina por un momento, retomando el destello de una felicidad remota. Saca un cigarrillo, lo enciende. Camina al paradero más cercano a esperar su autobús. Apoya la cabeza en la ventanilla, cansado, mira la interminable hilera de luces amarillas que lentamente descienden hacia el poniente, cual serpiente cruza avenidas y se interna en las populosas comunas del sector sur. Saca su celular, disca apresuradamente mientras baja del autobús: “Somos la familia Saavedra Rojas…” Camina apresuradamente por un angosto pasaje. Unos perros desconcentran su atención de la grabación “En estos momentos no podemos…” pone la llave en la puerta. Luego de un pequeño forcejeo, descontrolado, la abre.

Observa “deja tu nombre…” enciende la luz, “tu número…” mira a su izquierda y una vez más observa la foto sobe el escritorio: una mujer hermosa y joven, una beba de tres meses y un hombre. “y te devolveremos el llamado.”, Se apoya en el marco de la puerta y balbucea: buenas noches familia., luego un silbido y la grabación llega a su final.