Esta es mi flor de loto y yo era su sombra,
ésta es mi flor de loto, mi mundo no se aclarará,
tanto vagar para no conservar nunca nada.
(Héroes del Silencio)
Sólo conservo esta flor sin marchitar.
No renunciaré a mostrarte la verdad que no dije, por creer que quise venderte una personalidad que realmente no es la mía. No. Todo me jugó en contra. Quisiera entiendas y encuentres estas letras donde quieras que te hayas ocultado; es como si te hubiese tragado la tierra, pero insisto, no renuncio a lo que vale la pena y sabélo, no renunciaré. Sé que en algún momento tendrás todas mis palabras frente tuyo; pude descubrirte, por eso es que no importan los orgullos, las necedades, ni esas circunstancias que llevan a resignar las causas más auténticas, y la tuya prevalece, porque no la dejaré escapar, como lo hice aquella vez, sin saber que el mundo te exprimiría, para encerrarte la sombra en una celda, que yo misma liberaré. Recordá, no voy a bajar los brazos, no lo voy a hacer.
Estoy prisionera de lo que el tiempo no me dio, te fuiste conmigo, sombra que aguarda en una celda, que no respira libertad si no encuentra tus pasos donde reflejarse, y que sólo seré libre, cuando por fin vuelva a escuchar tu voz al viento, recitando “La flecha” de Atahualpa, que en mi cuerpo retumbó:
... “Si me quitaran los ojos,
lo mismo he de verlo yo
con los ojos de mi hermano,
donde la flecha cayó
después de volar volando
para llenarse de sol.”
Ya no importa si vuelves conmigo, solo quisiera escuchar tu voz, y saber que estas líneas has leído, aunque sigas sin creerme, aunque mis labios nunca más rocen los tuyos, con saber que tu aliento seguirá por los aires, con tener un indicio de tu bienestar, así sea en otros brazos, así sea en otro mar; mi alma quedará libre, seré un espíritu en paz, sin dejar de encontrarte en cada sueño, sin dejar mi sombra en tus talones para que abaniquen tu suelo, seguiré siendo una sombra vaga, pero con una flor sin marchitar.
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