Una vez, una joven tuvo una ilusión. Amaba la música; desde pequeña, supo que su lugar no estaba en aque región tan pequeña y alejada del mundo. Ella tenía que salir de allí, de su orígen, que cada día se hacía mas insoportable, consumiendo a fuego lento su paciencia y talento.
El amor que ella le tenía al arte, era mas vasto y resistente que las cadenas paternas que la amarranban y obligaban a quedarse en casa.
Sin embargo llegó un día en que abrió los ojos y se dió cuenta de todo lo que había perdido, todo lo que debió aber hecho y todo lo que ya no sería. El tiempo, en su caso, fue su peor enemigo. Es cierto que aún era joven, pero la primera etapa de su vida, el fruto de su niñez, ya se habían perdido. El talento y la corta edad eran su mejor aliado; ahora, había perdido a esta última.
Ella se sentó en su cama y comenzó a llorar. No podía creer lo necia que había sido. Tantos años perdidos, tantas ilusiones y sueños botados a la basura. Era casi una pesadilla. Pensar en el pasado dolía mucho, y cuando lo hacía, no podía escapar de ese sueño.
La rabia y la impotencia la consumían. El único pensamiento que cabía en su cabeza era la ira. ¿Contra quién?, contra sus padres. Ellos sabían lo que tenían en sus manos, y no lo quisieron conservar.
Estuvo esperando tantos años para que sucediera un milagro. Pero no, durante mucho tiempo sus padres supieron construir una burbuja en torno a ella, y una venda que rozara sus ojos, sin que ella lo notara, para porder ocultarle la verdad, para que el mundo no la encontrara y la raptara de su hogar...sí...así sucedió; pero ella con el timpo comprendió a no terle rencor a sus padres y a no demosrarles el dolr y la rabaia que les tenía. Por ello tenía que hacer algo, no podía quedarse ahí, lamentándose y pensando en otro futuro que ella nunca alcanzaría. Su talento seguía intacto y debía intentar comenzar de nuevo, como resurgiendo de las cenizas, escapando de aquel lugar y de tantoas mentiras, dejando desgarradores recuerdos y llevandose unas pocas imágenes felcies de su niñez.
Por fin pudo cerrar esa puerta, o una de las puertas que compondrían su existencia. Al fin reiniciaría una nueva vida, esta vez a su manera.