Desde 1949 está allí, en él también se nota el paso de los años.
Antaño era de color verde inglés, asiento redondito, 4 patas contorneadas.Hoy se lo ve descascarado, un poco ajado, pero sólido.
Su utilidad en la actualidad se reduce a contener sobre él algún abrigo, o cartera en el momento de la visita, o quedar arrinconado a la espera de que alguien lo utilice.
Recuerdo que tendría yo unos diez o doce años cuando tuve la curiosidad de saber quién y por qué lo había llevado a ese lugar tan especial.
Ese día habíamos ido mi madre, mi hermana y yo. Era una hermosa mañana de verano. No íbamos muy asiduamente, como sí lo hacía mi abuela,doña Emilia.
Para la ocasión ella misma nos había preparado , como lo hacía todas las semanas con el mismo fin, sendos ramos , iguales y maravillosos conteniendo gladiolos, gypsophilas, alverjillas , alelíes , más otras especies según la estación , que ella se encargaba de llevar desde hacía varios años.
El lugar era un recinto muy sólido, altísimo, con una gran claraboya central que permitía luminosidad, y una puerta de dos hojas, de hierro forjado y vidrio. Había sido construído por mi abuelo, don Enrique, ayudado por su hijo, allá por el año 1940. La ubicación , a unos cincuenta metros de la entrada principal del predio, mirando al Este, permitía que el sol del amanecer iluminara plenamente su espacio interior.
A partir de un 11 de Octubre del año 1949, la familia se vio terriblemente conmovida: Rody, el primer nieto, había contraído escarlatina y luego de una inevitable agonía , falleció a la edad de 7 años.....
Doña Emilia se había transformado en una “loca mansa” , para usar palabras de mi madre. Así fue que, debido a que ella pasaba largas horas junto a su nieto, arreglando las flores que ella misma cultivaba , en especial las alverjillas , las preferidas por Rody, un buen día mi abuelo llevó el banquito, para que ella pudiera sentarse ...;desde ese año ,ese pequeño pero indispensable mueblesito forma parte del lugar.
La entrada de la Bóveda reza en grandes letras de bronce , hoy ennegrecido , ENRIQUE CERVO Y FLIA.
El banquito descansa al costado izquierdo de la entrada, añorando a su antigua dueña...
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