Versos, que al convertirse en tinta, parten por la mitad los grilletes que sujetan mis manos...
Versos, que a ritmo de taladro abren un agujero en mi mente y dejan escaparse ideas que, de otro modo, se quedarían presas.
Versos que nada más salir quieren hablar de ti y del recuerdo único de tu carencia palpitando en mi pecho.
Versos que al asaltarme como una ráfaga de viento inesperado me producen un escalofrío.
Versos que se convierten en la compañía exclusiva que me arropa en la noche, acogidos por los sonidos de la naturaleza.
Versos que quieren volver a mencionarte a la vez que luchan por borrar tu recuerdo. El recuerdo de unos besos que nacieron para cumplir mis sueños, y se quedan para volverme loca.
Versos que gimen en mi alma y gritan por mi pluma hasta que descansan, ya muertos, en un papel en blanco: el único lugar donde dejan de dolerme.