las almohadas enloquecen
Y los gritos enmudecen
Y los ojos secados en el suelo
Se comienzan a cerrar
Débilmente caen suaves
Las pestañas se entretejen
Y los labios entristecen
Y los ojos agradables y sonrientes
Se dilatan y se mueven y se vuelven hacia atrás
Hacia un olvido sin tiempo, sin espacio
Hacia un sueño que se expande
Y que rechina
Y las lagunas frías incesantes
Arremeten en lo huecos, aquellos huecos rojos
Llenos de huevos de gallinas roncas
Y los gallos rotos cantan canciones a los árboles
Y sin ley y sin física aparente
Las piedras y las hojas de las nubes
Caen en pedazos
En retazos
Como gotas que se funden
En lagunas que se expanden
Y los ojos aparecen y se hunden
Débilmente se sumergen
Ellos solos, nada más
Sin tiempo, sin sombra
Caen lentamente como abatidos
Por las plumas de algún ave
Y los gritos y los sueños se confunden
Y en la noche interminable
Corre el rojo de la sangre
En una sabana confusa
Y aquel sueño interrumpido
Jamás sabrá su fin
Y los ojos tal vez, naufragando eternamente
En lagunas y en olvido
Como fantasmas de sueño y lágrima se pierdan
¿Y los parpados?
No importan, se cierran, como siempre
Y el pecho tiembla, se desgaja, se revienta
Y un fusil suena en la noche
Y las trompetas dan aviso
Y en la noche que termina
La eternidad muere, los sueños se funden con el plomo
Y los gritos y la vida se confunden y se pierden y decaen tenuemente
Hasta que la mano se detenga
Como un péndulo enfermo en el vació que separa
tu mano de la mia
tu mano, esa que no siento, esa que no veo
Y yo con la ropa ensangrentada y la mirada perdida
Contemplando el espectáculo
Solo quiero que así, el sueño me trague
Y me olvide y me refugie
Como te refugia a ti
Y en un disparo en una noche casi eterna
Morir con los ojos cerrados, morir clavado en un sueño
Morir soñando y sonriendo y sin culpa y sin dolor
sin el miedo de saber que lo que hice no sirvió
Y que tu mano roja como el vino
Jamás debió palidecer
Y yo y aquella noche incesante, al tomar aquel fusil
Solo quiero que mis ojos se atraganten
Y en lagunas infinitas navegar hasta morir
Hasta olvidar
Y que el tiempo disimule su epidemia contagiosa
Tomar tu mano viva como siempre
Y que tus ojos me acompañen hasta al fondo
Eternamente juntos, entrelazados en un sueño que nunca, sin tiempo y sin ley
Debe terminar.