La mujer se detuvo en la esquina y se dio cuenta con horror, con ternura, con asco que el mundo había cambiado. ¿Pero cuando? ¿Cómo? ¿Esta mejor o esta peor? Los satélites apuntaron hacia su solitario pensamiento. Los celulares sonaron, la gente caminó un poco mas libre un poco mas presa. La mujer miró con los ojos como platos los pantalones de la gente, las camisas, los bolsillos, la gran M de Mc donalds en la esquina y sintio el olor de la carne y las papas. Miró con horror las cajas de fósforos que sirven de hogar para muchos (Aquella expresion repetida sonó genuina en su crebro). La mujer con horror se dio cuenta que nuestra nueva mitología es una mitología de hamburguesas, cremalleras, burguesía y consumo. Pero, mierda ¿cuando cambio tanto el mundo? Con asco se vio reflejada en la puerta de vidrio de un centro comercial. Se metió las manos a los bolsillos, saco todos los billetes y dejo que se cayeran al suelo. Cruzo los brazos, se sintió enferma, se toco los senos, se llevo las manos a la cabeza y dijo: Mierda cuanto he cambiado, pero ¿cuando, como? La lluvia finalmente la mojo aun de pie mientras los billetes naufragaron valorizando alcantarillas. la mujer sintió ternura y dijo: Al menos, hay algo que no ha cambiado Y siguió caminando por este gran mundo mítico de átomos y billeteras, De semáforos y descuentos, mientras la lluvia le recorría sin indiferencia todo el cuerpo.