Ventoleras en mi cabeza,
Ansiolíticos para el amor.
Me recetó la doctora,
Me dijo que ya no era yo.
Que las directrices mundanas me asfixiaban
Que tratara de hablar sin voz.

La miraba en silencio,
Ella ojeaba a Freud.
Después de un rato
Movió la cabeza
Cerró los ojos
Y lo negó.

El caso es peor de lo que pensaba
Con sus colegas compartió
No se que hacer con este muchacho
Se me parte el corazón.

En el diván yo esperaba
Mirando al techo con total devoción
Viendo diplomas encerrados
Cardenales muy limpios y ordenados
Sobre el escritorio desolado
Un montón de lápices todos juntos apilados
Papeles, libros fotos
Un computador apagado

Y en la esquina
Con poco volumen
Se escucha Joaquín Sabina
¡Doctora! Aunque sea una aspirina
¡Mi Dios! Todo rima.

Tranquilo Juan me decía
Mientras la radio
Ya no escuchaba
Mas sus labios trémulos tarareaban
Y sus palabras de a poquito iba des cuchando.

Al parecer me estoy sanando
En los versos anteriores nada rimó
La aspirina no lo era
Y el bendito sueño me atrapó.

Y ahí voy de nuevo
Con las rimas y su encanto
No me duermo estoy luchando
Cierro los ojos y voy soñando
Le tomo su cara, le saco sus lentes
Y los trémulos estoy besando.

Su delantal estoy tirando
Y los botones de a uno se están marchitando
Por el suelo han caído y van rodando,
Su piel expuesta tibia, tiembla esperando
El montón de besos y cariños
Las embestidas que voy acertando.

Despierto tirado en un foso
Alejado de toda cordura.
Como me dijo ella antes de que se estremeciera
Madura Juan Madura..