Tesis basada en: " cualquiera que hable de amor lo destruye"
Si consideramos que la vida no es más que una ideología freudiana, entonces podremos distinguir dos instintos básicos del hombre: Eros y Tanatos, o en otras palabras, el instinto de Amor (vida) y de Muerte, ambos, inherentes al hombre.
El amor está en todas nuestras facetas de la vida, todo es amor, y el amor no se puede destruir; y menos por ponerlo en palabras.
No hay persona que no lo haya experimentado, vivido o por lo menos añorado. El amor es y será la inercia absurda que nos mueve sin explicación, a todos por igual.
Amamos cosas y personas, a nuestras familias, parejas, amigos, autos, animales, etc. Pero, ¿Qué es el amor? Difícil la respuesta, aunque no imposible.
Empezando por el sentido etimológico de la palabra, encontramos que “amor” es el conjunto de comportamientos y actitudes incondicionales y desinteresadas que se manifiestan entre seres capaces de desarrollar la inteligencia emocional.
Filosóficamente, se suele considerar que el amor es el único sentimiento que no posee polaridad. Sin embargo, puede ser contrarrestado con el odio.

De acuerdo a lo planteado con anterioridad, el amor efectivamente posee una definición global; lo hemos puesto en palabras y sin embargo no ha cambiado su esencia ni ha sido destruido.
Así mismo, existen también definiciones personales sobre lo que este tan nombrado sentimiento significa. Es tan íntimo, que sólo los afortunados que fueron tocados con las flechas del más revoltoso Cupido, saben lo que se siente. Quizás suene un poco cliché y meloso, pero dicen que trae mariposas en el interior, taquicardias inesperadas y palmas sudorosas. No obstante, los eximios en la materia, no hacen más que tratar de encontrarle explicaciones no solo psicológicas sino también fisiológicas a este fenómeno. Una combinación casi inalterable de feromonas, serotonina y dopamina, nos llevan a sentir amor. Lo cierto es que el amor es una necesidad humana, pues hemos sido concebidos por él y para él.

El mundo gira en torno a él, y es también musa inspiradora de todos aquellos que osadamente intentaron musicalizarlo y ponerlo en frases que muchas veces, nos trajeron viejos recuerdos.
Dichosos quienes con su corazón como espejo, encuentran al pasar el amor reflejado.
De naturaleza abstracta pero palpables acciones, no se puede matar de ninguna forma ni por completo al amor. “El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" (1).
Tan ilimitado, utópico e idealizado, el amor es la fuerza que no muere. Nos lleva a la introspección y a la búsqueda más íntima sobre su significado, los cómos y los porqués sobre su llegada, su éxtasis y su final. Es algo tan simple, pero sumamente complicado a la vez. Cualquier definición unívoca nos llevara a un error. Pues es por naturaleza una palabra polisémica, más aún, llevado a la práctica.
¿Llegaremos a entenderlo a cabalidad? No lo creo, y es mejor así. Hay enigmas y enigmas, aunque ninguno tan fascinante como el misterio del amor y todo lo que él conlleva.

Es el monumento a la sin-razón, venerado por nuestros corazones quienes a veces no están en completas facultades para aceptarlo y procesarlo como tal. Fugaz y efímero, duradero y eterno. Sin embargo, sin importar la duración, el amor nos convierte en Midas pues todo lo que con él tocamos se convierte en oro.

“El amor es una cosa que se da de pronto en forma natural lleno de fuego, si lo fuerzas se marchita sin tener principio llega a su final” (2).
Invencible ante los escépticos que con congelados corazones pretenden destruirlo. La catarsis es su eufemismo, e irónicamente, la felicidad, su sinónimo.


Referencias:
(1) Biblia, Nuevo Testamento. 1 Corintios 13:4-7

(2) “Que lloro”, Sin Banderas.