Madre, oí tu corazón
Anoche me dolió tu abrazo
porque te sentí temblar.
Recostada en tu regazo
oí tu corazón palpitar
mientras mi llanto enjugabas
y decías que no era nada,
que ya todo iba a pasar
la emoción te consumía
y en el ocaso de ese día
tu dolor quise aliviar
Mas ¿cómo aliviar tu ansias...
y darte seguridad?
si de toda tu congoja
era yo la inspiración
Quise entonces,
con mis manos,
abrigar tu corazón
quitarle la desazón
pero mi esfuerzo fue vano
Mis manos,
descontroladas,
no atinaban a hacer nada
-excepto, claro, preocuparte-
y volvió a brotar mi llanto
y yo queriendo abrazarte,
mas con miedo de sentir
en ti ese latir tan brioso
como un corcel desbocado
que en un círculo vicioso
nos encerraba a las dos
Y quise ser yo el abrazo
y acunarte en mi regazo
y darte tranquilidad
y de nuevo tu ansiedad
se encontraba con la mía
y así, Madre, en la otredad
y o en la tuya, tú en la mía
hallábamos una vía
para respirar la paz
del cariño verdadero
el tuyo, de madre atenta,
el mío,
de hija enferma
de hija lenta,
que brota siempre sincero
para brindarnos solaz
Me dolió tu abrazo
anoche,
porque tu amor palpitante
y tus miedos
me gritaban mil te quieros,
mil te quieros de ansiedad
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