Languidez de una hilacha de sangre en la aguada tarde abre los párpados el cielo. Cargaron los fusiles mis hermanos levantaron las banderas de los vientos del otoño. En mi sueño hay un poema que no sabe que sueño con la muerte de un poema. En mi sueño escribo oscurecido en los muros de la fiebre persigo el fulgor de una sonrisa en larga caravana de tus gestos. Por este amor redondo que arde como un pájaro por esta voz cansada que es la daga de la noche por este pecho firme que es tu hogar y que es el mío. Escribo. "Que tristeza abierta en tajo a las estrellas, mis hermanos cargaron los fusiles y todas mis criaturas tienen frío" En la palma de mi mano duerme un niño de tinta y melodía. La palabra herida espera su final.
Texto agregado el 18-03-2008, y leído por 103 visitantes. (1 voto)