Para Melina M.Cavalieri

Desde mi ventana veo que las rosas ladean su cabeza, la giran y entre ellas platican.
— ¿Me ves presentable?
—Eres muy bella. Con un arreglo basta para que luzcas como princesa. Yo en cambio no.
— No digas eso, —no te queda— tu color dorado nos opaca.
—Mi color, ese es mi complejo, me hubiese gustado ser roja como los rubíes. Ustedes llevan el color de la sangre.
—Tú llevas el color del sol. El color de los dioses.
—No discutamos. Lo importante es vernos bien para la fiesta.

El tiempo se termina y los helechos no cooperan. Tengo que vestirlos y confiar en que ellos tomen con seriedad el trabajo encomendado. ¡Les confeccioné sus trajes! ¡Se verán increíbles! Su sombrero, su pantalón pegado, con brillos de plata en los costados. Ellos son listos, pero poco disciplinados.
Pacorro —el cotorro— es tímido, trataré de convencerle de que se integre con los helechos y haga una ronda con ellos.
Al que no aguanto es a Adrián (un luciérnago bebé). Dios, no se está quieto, vuela, prende las luces, se para en el hombro del pacorro, juguetea con las petunias y lo he visto entre las puntas verdes de los helechos. Es una ametralladora de los por qué y de los cómo. Cuando estoy a punto de enojarme, revolotea por mis ojos y prende y apaga las luces, que es su forma de decirme: te quiero.
Papá tortuga ha calculado que se hará en subir medio día. O sea dentro de un rato se pone en camino y ha prometido para la homenajeada contarle una historia. Dios ¡ Las petunias! ¿Habrán ensayado su número de teatro las petunias? No se ponían de acuerdo, primero que deseaban hacer un número cómico, después una comedia y otras se vistieron de gris y negro para escenificar un coro. Afortunadamente llegó Monarca Carito y está tratando de hacerles ensayar una comedia de un acto. Están atentas. Para fortuna mía recién llegará de las pampas Doña Herminia. Bella señora que con su claro entendimiento, su sensibilidad y su don de trato guiará a las rosas para ejecutar una poesía coral.
Ya llegaron los totopos (pensarán mis amigos que son tostadas de maíz) Están hecho de maíz, pero la abuela me prometió hacerlo como le enseñaron sus viejos. Se selecciona la semilla, se tuesta, se muele en metate (una piedra roñosa, que tiene una mano que tritura al rodar sobre la semilla) son tantas pasadas que debe quedar como un fino talco —dicha tarea les consume hasta tres días— después les ponen su magia de miles de años y sale una pasta que cortan en cuadrados de veinte centímetros. Me los han mandado en una caja, para ponerlos en cómales de barro y que se tuesten a fuego lento. El resultado es que ingieres un pedazo, se deshace en tu boca. Si cierras los ojos verás las danzas, el juego de pelota y la adoración a la vida cuando vuelan como pájaros en el cielo, mientras un danzante con su flauta, baila en un rectángulo de veinte centímetros a más de veinte metros de altura sin protección.
Faltan unos minutos para que llegue la homenajeada y Adrián no está —me va a sacar las canas verdes este niño luciérnaga—, No tarda en oscurecer y los murciélagos rondan la casita. Dios, espero regrese con bien. Uff tocan… debe de ser ella. Lista Doña Herminia. Lista monarca Carito.
“…Cuando entró Melina todos aplaudieron, los helechos rompieron con vivas, las petunias con sus gritos agudos estaban casi en el desmayo. Las rosas decían entre sí —es muy bella— Lo que nadie esperaba es que Pacorro con una voz clara empezara a dar instrucciones y con una memoria prodigiosa se convirtiera en el maestro de ceremonias. Las rosas con una poesía coral llenó de “hurras”. Las petunias interpretaron a Ibsen y colmó de ¡bravos! y más bravos. Sendero veía para todos lados y estaba pendiente de que a Melina no le faltase nada, pero en sus ojos había preocupación, no aparecía Adrián. El escenario se llenó de negro con vivos de plata. Los helechos entraron tumbando caña y las trompetas, violines y guitarras rompieron a estridencia con el son de la negra, Guadalajara y finalizaron con las mañanitas…La tarde casi noche estaba en grande. Sirvieron café, mate, tinto, agua miel, totopos y al final dulce de calabaza que es el preferido de la homenajeada. Tarde pero llegó papá tortuga. Su voz gruesa, lenta. Sacó de su prodigiosa memoria que había conocido a Cri-cri un personaje que habitaba en todas las mentes que cultivaban la fantasía. Y que al ir vagabundeando por la vida conoció a un chorrito que tenía calor, a un ratón vaquero. Un che araña, un negrito bailarín y la historia triste de la patita. Para alegrarnos nos cantó el casamiento de los palomos. Tomó su guitarra.

Van los novios en camino
a la iglesia del lugar
son dos blancas palomitas
que se van a casar.
La paloma es preciosa
y el palomo muy gentil
con un pico color de rosa
para besarla feliz.
¡Levantate vestrum
getes maleficorum!
¡cuibus maleficis
non trompeatis tropeteatis!
¡Trapecium andarates
andatorum matrimoniatis
per secula seculorum!
Los palomos se casaron
hay que gusto que nos da
currucutucú, currucutucú.
los palomos se casaron
y los van a retratar
currucutucú
ahora vamos a almorzar.
Que bonitos esponsales
con banquete de postín
que elegantes animales
todos los que están aquí.
Los palomos se casaron
y se van de la ciudad
currucutucú
los iremos a dejar.
Además el padrecito es un pingüino barrigón
que al hacer "gluglú" da la bendición
hay también un monaguillo picarillo y retozón
ese un "CUCU" que ha salido del reloj
Los pollitos a la novia acompañan
y la cola en sus piquitos van llevando al caminar.
Los palomos se casaron
y se van de la ciudad
currucutucú,
los iremos a dejar.

Vino la oscuridad. Ellos que de tantos parecían una nube, se formaron;llenaron de luces los rabitos —era Adrián con su pandilla—, y formaron un mensaje que se prendía y se apagaba. "Felicidades Melina.” - decía.*
http://www.cri-cri.net/Cuentos/index.html**

*Bitacora de la casita.
** Dirección de la música de Cri-cri