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Ella murió en mis abrazos. No lo pude detener. Estaba mal porque tenía cáncer y se encontraba en la etapa final. Llorando me encuentro ahora no puedo contenerme, n puedo aceptar que su cuerpo frío yace en mis brazos y que, no tengo manera de revivirla. ¿Por qué?, me pregunto, si ella era tan buena, no fumaba, no tomaba, tenía mucho sexo, salía a correr todas las mañanas. ¿Por qué?, me repregunto, porque no acepto la idea de no volverla a besar y sentir sus labios cálidos y su voz tan ronca que me dice: ¡te amo con toda mi rodilla!, y eso me hacía reír. Tenía un sentido del humor bastante infantil, pero dulce. Yo amaba eso de ella. Yo quería un montón pero ella me dejó porque Dios se la quiso llevar y ahora está allá, escondida en algún lugar del ambiente en el cual los vivos no tenemos acceso.

No puedo evitar que la segunda lágrima brote de mis ojos y que empiece a llorar descontroladamente y gritar su nombre. Yo no me olvido, yo no te olvido, mi amor, eras todo lo que tengo yo. Y por ti vivía, y por ti me levantaba temprano para hacerte el desayuno, porque tenías que ir a la universidad y yo, amablemente, pretendía que la pasaras bien.

Ya no puedo vivir, mi mente no deja de pensar en ti y estoy loco. Ya no sé nada, mi memoria se apagó y solo se dedica a recordarte y evocar los momentos más felices que pasé contigo. No sabes cuánta falta me vas a hacer, mi amor. No te lo imaginas.

Yo sé qué te prometí no llorar cuando tu cuerpo dejara su lado caliente y empiece a enfriarse. Perdóname por no cumplir, pero no soy fuerte. Soy un débil, no puede contenerme y no dejo de llorar tu ausencia. Sé que me dijiste: ¡Mi amor, no vayas a llorar cuando yo me vaya. Se fuerte y no te olvides de mi!.. No pude, no puedo, te extraño princesita de mis sueños.

Veo tu rostro aún, vivo y recuerdo el día que nos conocimos. ¿Te acuerdas?. Yo estaba sentado en el parque escribiendo mi primera novela y tú me miraste y me coqueteaste, no lo dudaste. Eso me encanto de ti. Yo me levanté, puse mi laptop a un lado, en el jardín, y me puse a tu lado. No te sonrojaste, y yo sí lo hice, me puse pálido. No sabía que decirte. Pero tu, tan brillante, me preguntaste qué escribía rompiste el hielo de una manera sutil.

No puedo dejar de llorar, tu cuerpo aún bello, porque así te recordaré. Bellísima, amable, vivaracha, inteligente, sutil, deseosa por mi. No, quiero olvidar eso, no podría así me lo proponga. No, mi amorcito, no te vayas todavía, quédate un ratito más. Tu cuerpo no resistió. Dejaste de respirar, no pronunciabas ni un monosílabo, no respondías a mis besos. La muerte te llevó y eso no se lo perdono.

Tus alas cayeron, ya no volarás más, tus colores se apagaron, el latido de tu corazón se detuvo. Tu cuerpo está exánime en mis brazos y lo único que lo acompaña, son mis lágrimas. Sentados los dos ahí como dos enamorados. Uno sin vida.

Gracias mi amor, por hacerme feliz, por regalarme tus grandes noches de placer, tu rostro, tu vivaracha inteligencia, tu sonrisa al levantarte y por regalarme tres años de felicidad. Hubiera querido más.

Y recuerda que tu boca y mi boca eran felices saboreándonos en la intimidad, en una fiesta, en una reunión, en la calle. Y esos besos no los olvidaré, porque no podré besara otra mujer como lo hice contigo.

Texto agregado el 18-03-2008, y leído por 142 visitantes. (0 votos)


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