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PUERTO RICO (V)



Lo del “Paseo en lancha por el auténtico Caribe” se tendrá que posponer a la tarde.

Una llamada telefónica del hijo de Rodrigo nos avisa que se le complicó, por el trabajo, el salir esta mañana. Aprovechamos y vamos al supermercado a comprar lo necesario para hacer albóndigas de carne al estilo de mi madre: “Albóndigas a la Juana”.

Estas cebollas blancas y duras como pecho de novicia nos vendrán de perlas. La carne de vaca es muy buena por aquí. Adelante, pero añadamos una cuarta parte de carne picada de cerdo que le da el punto de sabor. ¿Hay piñones? ¿Qué es eso? El fruto de la piña, de la piña del pino… No de eso no hay por aquí. Bueno, pues almendra picada…¡Ah! y perejil… Pan rallado, huevos y pimientos rojos y tomates para la salsa.

Comenzamos el oficio por donde los curas casi terminan el suyo en la misa, elevando las copas, estas de cristal, embarazadas de tinto de Rivera del Duero. Un guiño de complicidad fue la señal para dar comienzo a la fiesta culinaria.

Rodrigo pica el perejil como los ángeles… tac-tac-tac-tac-tac…. el ancho filo menudea las hojas y los tallos matizando de aroma el ambiente… Yo soy su pinche, señor cocinero, mande usted lo que haga falta, dice Rodrigo mientras tacatea sobre la tabla la aromática hierba. Es entonces cuando, en un alarde de maestría mal disimulada, levanta la vista, la dirige hacia mí y sigue picando perejil con la misma rapidez que si mirase y sin miedo a dejarse una yema de dedo en uno de sus tacs.

Cuando acabe con el perejil, querido amigo, deberá picar las almendras.

Lo que mande, jefe.

Trago de vino.

Nos vamos a llevar bien, dije para mis adentros. Todo sea por darle al paladar su merecido placer.

La masa de carne picada con el huevo, la sal, el pan rallado, el perejil y la almendra picados, el ají, el pimentón dulce y los ajos picados estaba lista para modelar las albóndigas.

Degustación etílica.

Entre los dos comenzamos a hacer bolas con la carne. Esa te ha salido como el huevo de un macero, grande y ovalada…Hagámoslas más pequeñas porque serán más cundidoras.
Llegamos al magisterio del modelaje, había tantas que hacer…



Una sartén con aceite a fuego fuerte, un plato con huevos batidos con batidora que tuve que batir de nuevo con el tenedor, otro plato con pan rallado y una fuente de cristal donde ponerlas ya sofritas, la espumadera y a freír.

Las olvidadas copas nos reclamaban desde el obrador, pero tuvimos la santa paciencia de esperar hasta poder limpiarnos las manos. Luego bebimos y se tuvieron que llenar de nuevo, habían hecho su primer parto pero queríamos gemelos.

Rodrigo creyó que las albóndigas ya estaban hechas y se extrañó cuando le dije que había que cocerlas. Mientras bullían en un puchero, cortamos los pimientos, los tomates y la cebolla y las pusimos a freír hasta formar un sofrito que invadió con su perfume los rincones de su casa. Su potente aroma jaló de las pituitarias de Tana hasta la cocina… ¿Qué estáis haciendo? ¿Qué son estas bolas del puchero?... Albóndigas de carne a la Juana. Rodrigo aprovechó para marcarse un solo de sartén haciendo virar en el aire su contenido, al más puro estilo arguiñanense, me dejó boquiabierto.

Un nuevo tiento al vinillo mientras masticábamos unas almendras.

Tana mordió unas palabras para sus adentros y salió de la cocina con un interrogante en la frente que, nosotros, como cocineros, no pasamos desadvertido. Adivinábamos que no daba por aprobado el guiso hasta que la degustación no fuera hecha, pero también pensamos que el tirón del aroma del sofrito que la llevó de narices a donde estábamos, dejando cosas más importantes que hacer para ella, era una inmejorable señal.

La cocción de las albóndigas no duró mucho, lo justo para que se guisase la carne del interior. Las escurrió Rodrigo en el escurridor de verduras y, ya sin el agua, en la olla, le vacié el sofrito de verduras. Unos minutos de rehogarlas y listas para comer.

Rodri puso masa de pan a hornear… Este guiso merece pan auténtico… dijo con su rotunda voz de bajo de ópera. Me pareció muy buena idea.

En pocos tragos más y alguna almendra, el pan estaba hecho en su horno especial.

Todo estaba que ardía: las albóndigas y el pan, pero no nos arredramos y mordimos resoplando para enfriar. El Ribera del Duero fue el acompañamiento perfecto.

No supimos si fue por nuestras exclamaciones o por el perfume del guiso pero Tana se presentó de nuevo y esta vez sí probó y aprobó.

Era mediodía y acechaba el hambre. Los tres metimos nuestros tenedores varias veces en la fuente de las albóndigas a la Juana, cuando, sin acordarnos para nada en ese momento de nuestro viaje en lancha, apareció Rodrigo, el hijo de mi amigo, para decirnos que tenía el coche preparado para la excursión.

Arrebatamos una más y apuramos las copas. Nos cambiamos de ropa y dejamos el botín sobre el obrador sin pensar que esa era la comida de los excursionistas y mientras estábamos disfrutando de lo que será mi próxima aventura en PUERTO RICO (6), les crecieron alas a las albóndigas y volaron, bueno, menos ocho que nos dejaron a Rodri y a mí para la cena.

La próxima vez que hagamos albóndigas a la Juana, Rodrigo, vamos a trabajar su ADN para que no les salgan alas, ¿vale?



Un día más en el Paraíso.


Texto agregado el 18-03-2008, y leído por 248 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
03-04-2008 !Albóndigas con sabor a gloria concentrada, con reminiscencias de aromas celestiales y salsa pura de amistad compartida y bien bebida! Ya te tendré yo de ayudante cuando volemos con la media naranja a fabricar un cocido de Iguana en salsa de mango y tamarindo... Cinco abrazos, que te mereces las estrellas por tu arte, hermano. Como siempre, rodrigo
25-03-2008 ahh, Juan, habrá que probar ha hacer esas albóngigas a la Juana, pero yo, si no te importa, las acompañaré con un rioja.Feliz estancia. naju
25-03-2008 Jajaja...joer, pues que lástima que ninguna haya tirado para acá, con el hambre que hace a estas horas. Me gustó. Un saludote de una jaenera. currilla_
18-03-2008 jajajajaja que agradable relato compartes...ese vinillo buen acompañante seguro sasonò todas las historias que habeis cruzado mientras cocinaban y se daban instruciones el uno al otro..jajaja, que càlido y que bello...ande estaremos pendientes de puerto rico 6! ejjeej luzyalegria
18-03-2008 ¿Albóndigas a la Juana? Ustedes se las saben todas, exquisitos paladares y manjares para saborear. Me uno al decir de ClaraLuz, pues hasta aquí también llegó el aroma y la amistad de un día más en el paraiso. Hermos, hermoso, hermoso shou
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