Tienes muchas cosas claras que repentinamente no están tan claras como pensabas. No te pasa a ti, le pasa a alguien más, pero piensas en las injusticias y en las justicias. ¿Por qué, por qué? Te preguntas. Pero no hay respuestas y lo sabes.
Quieres sufrir, y lo haces, lo haces por alguien más que ya tiene suficiente con su propio sufrimiento, por eso sonríes y dices: te quiero, algo que es muy cierto, demasiado cierto, pero de lo que también te permites dudar de vez en cuando, aunque luego de hacerlo reafirmas la verdad y sales victorioso.
¿Qué hacer, si no puedes hacer nada más que mirar? ¿Qué hacer, si no puedes hacer nada más que poner tu brazo y tu hombro para que se apoyen en él? Las palabras que tan bien puedes entintar no quieren salir de tu boca, y quizás sea mejor así. No quieres equivocarte, y aquí no hay espacio a errores.
La distancia física te separa de tanta gente que has querido, y por alguna mala razón, te separa también emocionalmente, hasta que los lazos se rompen y dudas de que alguna vez hayan existido.
Ahora la distancia es de no más de 2 pisos, de no más de unas cuantas escaleras, pero aún así le permites que te derrote y que comience a corroer esos lazos que tanto te importan.
Lo peor de todo es que sabes que la mala razón eres tú mismo.
Así que ahora no te vas a rendir, porque realmente te importa, ahora vas a vencer a esa distancia que tú mismo has inventado y vas a demostrar que eres algo, no a los demás, a ti mismo.
Pero no lo harás por ti, sino que por alguien más.
Porque a ti tienen que decirte a la fuerza, tienen que mostrarte a la fuerza que hay cosas más importantes que tú mismo, lamentablemente, sólo así aprendes.
Y no, no te dejas de lado, sólo escribes en el primer espacio las cosas más importantes, más importantes de verdad.
A los que quieres.
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For you. You know who, you know why...
an nostalgic unknown
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